Bancos y cajas se preparan para el libre mercado con la migración a un modelo europeo. Capgemini cifra los beneficios del nuevo sistema en 123.000 millones de euros según lo señalado en el portal del pais.com.
Imagínese que viaja a cualquier país europeo, pongamos, Alemania. Al llegar se dispone a comprar un refresco. Tiene mucha sed. Cuesta un euro. Cuando paga, el dependiente mira el dorso de la moneda. El rey Juan Carlos I. El tendero frunce el ceño: como no es la Puerta de Brandemburgo, la transacción va a tener que esperar un par de días para ser tramitada y deberá pagar un 1,5% adicional por la gestión. Esta situación, fuera de cualquier lógica, es lo que viene ocurriendo con los pagos electrónicos en la Unión Europea. La divisa es casi siempre la misma, pero cada país ha venido utilizando fórmulas diferentes en las transferencias, en el adeudo directo (domiciliaciones bancarias) y el formato de las tarjetas de pago.
Un sobrecoste para bancos, multinacionales o consumidores (que terminan por pagar los costes operacionales de tener que adaptar sus instrumentos de pago a los formatos nacionales), con los días contados. El Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea se disponen a poner una fecha límite para completar la migración a un estándar común, la llamada iniciativa SEPA (La Zona Única de Pagos en Euros, en sus siglas en inglés), que abarca la Unión Europea y cinco países más.
Las dos instituciones inician ahora las negociaciones y deberán ir al Ecofin (la reunión de ministros de Economía de la UE) en junio próximo con una fecha decidida. Fuentes institucionales y del mercado apuntan que será a finales de 2012, es decir, que habrá tres años para completar la reconversión al modelo SEPA. Para entonces, entidades, empresas y medios de pago deberán haber adoptado un sistema único. Para las tarjetas, el Ecofin ya estipuló que a mediados de 2010 deberán haberse creado los estándares para iniciar la migración.
El estándar SEPA en realidad lleva funcionando para las transferencias desde enero de 2008, y el de las domiciliaciones, desde el pasado 2 de noviembre. Pero la carencia de una fecha límite ha creado un berenjenal donde conviven ambos modelos, el SEPA y los nacionales. En España, la cámara de compensación de pagos, Iberpay, sólo gestiona por ahora el 6% de las transferencias con el estándar SEPA. Para los adeudos no alcanza el 0,001%.
Todas las entidades financieras admiten sobre el papel que la migración es necesaria. Sin embargo, las inversiones tecnológicas para acometerla son altas y muchas entidades, como pequeñas cajas locales, obtienen aún buenos beneficios derivados de los aranceles financieros que el modelo tradicional lleva consigo.
«Se trata de beneficiarse lo mas rápidamente posible de las ventajas de la SEPA, es decir, de las ventajas de un sistema de pagos sometido a más competencia y por tanto más económico, seguro y rápido en la UE«, explica Gertrude Tumpel-Gugerell, miembro del Consejo de Gobierno del BCE.
La batalla ha sido dura. No todos han remado en la misma dirección. Con la SEPA, los clientes podrán con una única tarjeta y una única cuenta realizar pagos en cualquiera de los 32 países SEPA. Los grandes bancos y grandes medios de pago han visto en la eliminación de los aranceles regionales un empujón a su expansión, pero las pequeñas entidades, como las cajas de ahorro o los bancos cooperativos, temen que su dominio local se abra a la competencia exterior. En Alemania, estas entidades han mostrado en varias ocasiones su rechazo a una rápida implantación. Y los bancos franceses, con un negocio de tasas de intercambios en las domiciliaciones, también. La SEPA va a eliminar estos beneficios.
Las reticencias provienen también por las inversiones necesarias para aplicar estos estándares. Un informe de Accenture cifra el coste para bancos grandes y medianos entre 3.000 millones y 8.000 millones de euros. Es mucho dinero, más en tiempos de crisis. Muchos directivos, según recoge el informe, se quejan de que la complejidad y la escala de los costes regulatorios absorben ingentes cantidades que podrían destinarse a desarrollo de productos o de negocio. Otro dato: las cámaras de compensación, que tramitan los pagos interbancarios electrónicos, se reducirán de 15 a 7 en Europa.
«Hasta que SEPA no avance no se verán grandes resultados. Lo que tenemos ahora abre un canal para Europa, pero todavía es anecdótico«, explica José Luis Langa, director de desarrollo de negocio internacional de Iberpay. Aun así, Langa destaca que las entidades españolas han avanzado considerablemente en la migración respecto a sus vecinos europeos. «Si hubieran hecho más caso a los bancos y cajas españoles, la SEPA habría salido mucho mejor«, sentencia. Según el BCE, el 43% de los pagos en España se ejecutaron en 2008 mediante domiciliaciones bancarias, el mayor porcentaje de la Unión Europea sólo superado por Alemania (con un 50%). Las transferencias representan el 14,5%.
Patrick Abrines, director de desarrollo de negocio de VocaLink, una de las mayores cámaras europeas, con sede en Londres, dice que hay que ponerse las pilas. «La SEPA va a acarrear un efecto de consolidación en el mercado y una ventaja para los clientes«, dice. Y no se refiere sólo a las grandes corporaciones, que van a reducir brutalmente sus costes en cada país donde estén implantadas. «Los turistas alemanes que viven en Mallorca ya no tendrán que abrir su cuenta en las islas, cambiar de tarjeta porque su visa monedero no vale, etcétera«, prosigue el portavoz, además, para España.
Un estudio de Capgemini para la Comisión Europea señala que los beneficios del sector derivados de la implantación a seis años vista alcanzan los 123.000 millones de euros. El informe calcula que las tasas interbancarias se abaratarían en 11.600 millones de euros con la SEPA en un periodo de seis años. Para el caso del pago con tarjeta, la reducción de las tasas alcanza los 20.300 millones de euros. Representa por media una mejora del 0,2% del PIB en los países europeos.
Los instrumentos de pago representan un 1,3% del producto interior bruto (PIB) de la zona euro más Reino Unido, Suecia y Polonia(un 2,3% del PIB si se incluye el efectivo). Una gran cantidad de dinero que puede cambiar de manos cuando la migración a SEPA esté finalmente completada.