Llegó el 2012, y la clase media trabajadora se preparó para recibirlo por todo lo alto, dando rienda suelta a su método de gasto más rápido y sencillo: utilizando la tarjeta de crédito.
Según estimaciones dela empresa ComScore, las compras realizadas durante todo el mes de diciembre de 2011 através de tarjetas de crédito superaron los 30 mil millones de dólares en Estados Unidos, cifra record en compras originadas en uno de los peores años económicos a nivel mundial.
La cifra de ventas, que supera en un 15 por ciento las ventas del año 2010 en igual período, se produjeron mayormente vía internet en fechas especiales como Día de Acción de Gracias «Thanksgiving Day»; viernes negro o «Black Friday» ; lunes cibernético o «Cyber Monday», así como Navidad «Christmas Day», y ventas de fin de año.
A pesar de la grave crisis económica por la que atraviesan los Estados Unidos y el mundo, las ventas registradas por las grandes tiendas, almacenes y comercio en general receptores de las famosas tarjetas de crédito como Visa, MasterCard, American Express, Discovery, Diners Club, entre otras, lograron motivar a los tarjetahabientes con sus ofertas de mercancías rebajadas, grandes facilidades de compras y envío gratis, y consiguiendo que millones de personas se movilizaran a adquirir las mercancías y productos que necesitaban para su uso y de regalos.
La creatividad de las agencias publicitarias hizo su trabajo, los medios de comunicación cumplieron su cometido de hacer llegar a los consumidores las ofertas, los bancos comerciales y empresas financieras garantizaron las transacciones y el comercio en general logró romper el record de ventas de fin de año.
Pero, ¿son estos gastos señal de una mejoría de la economía?, Más bien parece una estrategia particular de los consumidores que, al parecer, han preferido no usar el dinero «cash» de los ahorros bancarios, por temor a un descalabro económico mundial, utilizando mejor las tarjetas de crédito como medida de prevención para la adquisición de bienes y servicios.