Por Ramzi Abdine, Director de Marketing y Comunicación de Gemalto para América Latina.
Las transacciones lejos del banco o las que involucran dispositivos diferentes a un cajero electrónico nos asustan y producen desconfianza, ya sea porque sospechamos que cuestan mucho dinero o simplemente porque no sabemos cómo funcionan, si lo que hacemos es correcto o si estamos arriesgando demasiado. Después de todo, es nuestro dinero el que está en juego y no entender estas tecnologías crea una barrera que nos impide utilizar sus herramientas con frecuencia y de manera segura.
Sin embargo, podemos realizar numerosas transacciones de manera segura, sin preocupaciones y lo mejor, de manera totalmente gratuita desde nuestro teléfono celular.
Lo primero a saber es que estas transacciones no dependen del terminal, es decir, no tenemos que contar con el último teléfono inteligente o con las aplicaciones ofrecidas para los distintos sistemas operativos móviles. Lo único que necesitamos es un teléfono con SIM card, con el que cuenta prácticamente el 100% de la población argentina. En otras palabras, no hay impedimentos. No importa que teléfono usemos, para todos nosotros es y será posible realizar transacciones desde nuestro móvil.
La SIM card puede funcionar como el canal por medio del cual nos comuniquemos con nuestro banco, ingresemos a nuestra cuenta y realicemos pagos, recargas al celular e incluso, extraer dinero de un cajero electrónico sin necesidad de tener una cuenta con la entidad bancaria.
En Argentina podemos acceder desde nuestro móvil, sin importar el operador al que nos encontremos suscritos, a una cartera amplia de bancos con diferentes servicios, algunos realmente interesantes.
Hablemos de la seguridad
Lo segundo que debemos conocer es la razón por la cual deberíamos confiar en un proceso tan intangible e impersonal.
La abuelita de una amiga, a sus 80 años se resistía a retirar dinero de los cajeros electrónicos. Siempre decía: “¿Quién me asegura que ese dinero es mío o que sale de mi cuenta? ¿Una máquina cómo va a saber desde dónde tomar el dinero? ¿Qué tal si le estoy robando a alguien?” y a pesar de que sus hijos y nietos le explicaban de qué se trataba el asunto, ella insistía en ir al banco y ver la cara del cajero cuando le entregaba su pensión. Ella sostenía que así el “señor del banco” identificaría su rostro y sabría entregarle su dinero de manera correcta y sin equivocaciones. “Las máquinas no conocen a la gente” sostenía.
Todos pasamos por este proceso. Nos pasa a los 20, 35, 50 y 67 años y nos pasa ahora, en el presente.
Y es que no sólo se trata de conflictos por la edad, aunque ésta influye en la resistencia que oponemos a este tipo de prácticas y cambios; es la seguridad lo que más nos preocupa y a lo que debemos prestar mayor atención.
Las transacciones a través de la SIM son extremadamente seguras. Aquí algunas razones:
– En sus procesos, es imposible extraer información privada, porque en la SIM no se almacena esta información, no se guardan claves, ni saldos, es más, al consultar o realizar una transacción, la información ni siquiera toca al teléfono.
– Está demostrado que la SIM card, jamás ha sido clonada.
– La información es encriptada, es decir, codificada o más bien cifrada, de tal manera que nadie que no esté autorizado puede leerla. Esta técnica enmascara las referencias originales por un método de conversión gobernado por un algoritmo que permite descifrar la información. La información sólo es legible en los dos extremos del intercambio, es decir, para el banco y para el usuario y si se da una intrusión en medio, no es posible entender la información que viaja, pues no está decodificada, es un mensaje que nadie comprendería y no serviría para nada. Esto es realmente conveniente, si tenemos en cuenta que si nos roban nuestro celular, el ladrón jamás tendría acceso a nuestras claves o cuentas, como sí sucede con una computadora. O necesitaría ser un ingeniero experto, con avanzados conocimientos y entrenamiento, capaz de solucionar los algoritmos más complejos.
– Finalmente, el celular es de uso personal. Se supone que el teléfono está suscrito a su usuario y lo que en él se realiza está ligado a su dueño. Por esto para acceder a la Banca Móvil es necesario registrarse, elegir una clave y registrar la cuenta, la cual quedaría ligada a nuestra SIM card, permitiendo a nuestro banco y a nosotros realizar transacciones desde nuestro terminal.
En ese orden de ideas, no es posible que otro ser humano utilice nuestro móvil para accesar a su banco, ingresar claves, realizar pagos, etc., como sucede en las computadoras. En este caso somos los únicos autorizados para hacerlo. Y nosotros decidimos a quién más autorizamos, tal y como sucede con nuestra tarjeta de débito.
Riesgos
Aunque parezca increíble, desde el punto de vista tecnológico, no existe ningún riesgo comprobado. La información viaja de forma tan segura que no es posible robarla. Sin embargo, se deben tener en cuenta las mismas recomendaciones de seguridad que se usan con las tarjetas.
Debemos cuidar que nuestras claves no estén guardadas en la memoria de nuestro celular, debemos evitar que extraños nos observen teclear mientras realizamos una transacción y en caso de robo es preciso informar a nuestra entidad bancaria, con el fin de poder registrar nuestra próxima SIM Card y nuestra cuenta.
Por lo demás se trata de vencer el miedo y la inseguridad, asesorarnos bien acerca del uso y las posibilidades con las que cuenta nuestro banco y disfrutar de una vida con menos visitas a sus sucursales.