Las transacciones con el móvil, son parte de una tecnología que se basa en el protocolo NFC que conecta al celular con un terminal de cobro especial, a una distancia de hasta 20 centímetros, en la banda de los 13.56MHz y que funciona con etiquetado RFID. En otras palabras, se trata de un procedimiento mediante el cual el teléfono móvil se acerca a un dispositivo que lo reconoce y valida como apto para realizar el pago de una cuenta.
Corría el año 1973 y mientras América Latina se convulsionaba politicamente, un desconocido ingeniero hacía la primera llamada por celular de la historia desde un robusto Motorola DynaTAC 8000X en plena ciudad de Nueva York. Se trataba de Martin Cooper, considerado hoy el padre del teléfono móvil, quien inspirado en la serie de televisión Star Trek y tras una larga y costosa investigación, daba el vamos a una industria que prometía revolucionar la comunicación entre las personas.
Pero no fue hasta 1983 que comenzó a comercializarse el DynaTAC 8000X, el primer paso de un sector que recién a finales de la década de los 90 comenzaría a masificar los dispositivos entre las clases medias de la región, transformándo efectivamente la forma en cómo nos comunicamos de manera inalámbrica.
A casi 40 años de la invención de Cooper, el avance de la telefonía móvil, tanto en penetración como en sofisticación, ha sido avasallador. Los ecosistemas de aplicaciones han impulsado la complejización de los dispositivos llevándolos a una era inteligente, donde la funcionalidad de los mismos hace la diferencia ante la decisión de compra de los consumidores.
Precisamente, aplicaciones inteligentes, como el pago a los comercios a través del dispositivo móvil, han hecho del celular un aparato cada vez más imprescindible. Y es que este tipo de funcionalidades van en línea con el desarrollo del mercado, que busca nuevas modalidades de cobros para optimizar sus servicios.
Las transacciones con el móvil, son parte de una tecnología que se basa en el protocolo NFC (comunicación de campo cercano, por sus siglas en inglés) que conecta al celular con un terminal de cobro especial, a una distancia de hasta 20 centímetros, en la banda de los 13.56MHz y que funciona con etiquetado RFID (identificación de radio frecuencia, por sus siglas en inglés). En otras palabras, se trata de un procedimiento mediante el cual el teléfono móvil se acerca a un dispositivo que lo reconoce y valida como apto para realizar el pago de una cuenta.
Según la firma de investigación de mercado Yankee Group, para 2014 habrán 151 millones de teléfonos celulares habilitados con la tecnología NFC, lo que permitirá ir dejando de lado paulatinamente el ya tradicional dinero plástico.
«La búsqueda de nuevas formas de realizar servicios financieros para la gente no bancarizada, con todas las ventajas de seguridad, facilidad y de bajo costo para el usuario, ha llevado a desarrollar el potencial del móvil como herramienta para transacciones de pago y financieras”, dice Dan Cohen, director de Movilway, una empresa española especializada en este tipo de transacciones.
Y el escenario regional para este tipo de aplicaciones es ideal, pues según revela un estudio de eMarketer, Latinoamérica posee las más altas tasas de adopción de dispositivos móviles en el mundo, con una penetración de usuarios que llega al 55,4%.
¿Mayor seguridad? Ante este auspicioso panorama para la industria de teléfonos celulares en la región, han surgido emprendedores móviles que espran crecer de la mano del retail y los servicios financieros, aprovechando además, según dicen, la oportunidad para fortalecer ciertas vulneraciones de seguridad que se han generado en los sistemas de pago online y llaves electrónicas como la de la división de seguridad de EMC, RSA Security, que recientemente sufrió un ataque de piratas informáticos poniendo en jaque los datos de millones de tokens SecureID.
“Nuestro método es infinitamente más seguro (que el token) ya que creamos un canal de transacción directa entre el móvil y el punto de venta. Así no tenemos que almacenar los datos del cliente, la información está encriptada por el usuario y el punto de venta. Nosostros no tenemos acceso a esa informacion ni a las claves”, dice Joaquin Ayuso de Paul, uno de los fundadores de la red social privada Tuenti y creador de Kuapay, compañía de pagos con el móvil que instaló sus oficinas en Santiago de Chile, desde donde comenzará a realizar sus primeras pruebas en alianza con Cencosud y Falabella, dos importantes retailers con presencia regional.
“El mercado chileno es ideal para hacer este tipo de pruebas, porque es un mercado muy dinámico y tiene una seguridad jurídica muy estable», dice Ayuso de Paul. «Además tienen un parque de tarjetas de retail muy alto, por lo que Chile es perfecto para abrir la puerta a Sudamérica”.
Pero como es costumbre, esta tecnología a nivel global ya está siendo adoptada más rápido que en Latinoamérica y es el gigante de los buscadores online Google, quien encabeza las apuestas. La empresa californiana lanzó hace poco una nueva área de negocios denominada Google Wallet, la cual también utilizará el protocolo NFC en alianza con Citi, MasterCard, First Data y Sprin, con la limitación que, por ahora, sólo estará disponible con el Samsung Nexus S 4G, aunque otros desarrolladores como HP también se han mostrado interesados en incluirla en su línea de teléfonos inteligentes y tabletas electrónicas.
Entre las singularidades de Google Wallet, que funcionará bajo el sistema operativo Android, está la incorporación de un códico PIN de cuatro digitos, que debería otorgar aún más seguridad a la operación. El sistema operará acercando el móvil a un dispositivo especial, vinculando la tarjeta de crédito o cuenta bancaria a la transacción.
El sistema presentado por Kuapay en todo caso, también presenta características propias que lo hacen de fácil masificación. Según su desarrollador, ya está patentado en Japón, China y Corea del Sur, y utiliza el código QR (de respuesta rápida, por sus siglas en inglés). “Nosotros estamos utilizando el sistema por código de barras QR, que es compatible con todos los móviles del mercado, especialmente los teléfonos inteligentes, por lo que no hay que hacer ninguna actualización de hardware en las cajas de los comercios, pues con el lector de código QR bastará”, dice Ayuso de Paul.
Este incipiente mercado será el nuevo campo de batalla de varias empresas, pues aún queda por definir cómo operará masivamente. Aquello se ve reflejado en la incursión de varios actores de menor tamaño que están buscando oportunidades de negocio en este sector, y en otros ya consolidados que han lanzado alternativas similares, aunque no iguales.
Uno de ellos es Movistar, que en conjunto con MasterCard, lanzó una alternativa de pago de cuentas, pero con el celular precargado de dinero. Es decir, el usuario debe transferir a su teléfono móvil, desde la página web del banco, un monto en dinero para que éste quede con un saldo disponible para cancelar futuras compras en los comercios. Según Jürgen Wassmann, vicepresidente senior de Productos para América Latina y el Caribe de MasterCard, esta innovación implica además «la primera vez que dos empresas del sector de pagos y las telecomunicaciones se alían para crear una nueva compañía”.
Ericsson por su parte, a través de Ericsson Money Services, presentó para el mercado europeo una solución que permite a los usuarios realizar transferencias eletrónicas a través del celular, en lo que es interpretado como el primer paso para una incursión mucho más profunda de la compañía en esta materia.
Con estos avances en nuevos canales de transacción, el reto ahora queda abierto no sólo para las empresas y su capacidad de hacer madurar este mercado y la tecnología que lo hace posible, sino que también para los gobiernos y la implementación de nuevas legislaciones que otorguen un marco regulatorio claro para las corporaciones y consumidores.
Fuente: tecno.americaeconomia.com