El presidente de la Junta Directiva de Bancaribe, Juan Carlos Dao, anticipa cambios importantes de cara al cliente como el lanzamiento de productos verdes e innovadores servicios sostenibles.
Bancaribe es el primer banco venezolano que se adhiere a los principios de Banca Responsable de la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, por lo que se compromete a adoptar un proceso de transformación para generar un modelo de gestión focalizado en generar impactos positivos y sostenibles para sus clientes, la sociedad y el entorno ambiental.
Juan Carlos Dao, presidente de la Junta Directiva de la institución, conversó, de manera exclusiva, con Banca y Negocios sobre este cambio que abarca toda la cultura corporativa de Bancaribe en sus dimensiones financiera, de servicio al cliente y prácticas gerenciales, incluyendo sus estrategias de Responsabilidad Social Corporativa.
«Nosotros estamos viendo este proceso como un avance natural, como una evolución en la conducta responsable del banco que ha estado presente durante sus casi 70 años de trayectoria», señala Dao.
Por ahora, Bancaribe entra en un proceso de evaluación de toda su estructura y operación, en función de determinar qué cambios deben hacerse para alinearse a los principios de Banca Responsable.
«Son 17 objetivos de desarrollo sostenible y hay que ver qué se ha cumplido, si se ha generado valor positivo o se ha generado valor negativo de cara a nuestros diferentes grupos de interés. La metodología es un paso que nosotros tenemos que empezar a abordar pronto para poder identificar dónde hemos tenido impactos positivos y dónde están los negativos y, a partir de allí, viene una decisión estratégica que el banco va a tener que tomar durante el año entrante», advierte el ejecutivo.
«Vamos a fijar objetivos que estamos obligados cumplir para adherirnos, ya de manera estructural, a estos nuevos principios de sostenibilidad ambiental y financiera que tienen que ver no solo con el cuidado del medio ambiente, sino con la inclusión financiera y la generación de prosperidad en el largo plazo, entre otros», apunta Dao.
No hay que confundir esta alineación con una estrategia de Responsabilidad Social, porque es un cuerpo de principios mucho más amplio que toca a todos los grupos de interés con los que la institución se relaciona: clientes, colaboradores, proveedores, instituciones públicas y privadas, entes gubernamentales, y, por supuesto, el resto de la comunidad donde la entidad actúa.
Dao: Bancaribe entra en una evaluación integral
En concreto. ¿Qué cambios tiene que hacer Bancaribe como resultado de este compromiso de sostenibilidad?
-Nosotros anticipamos que muy pocos, pero vamos a tener mayor precisión cuando culminemos una fase, muy importante dentro del proceso, que es un análisis de impacto que consiste en la determinación de qué impactos hemos venido generando como institución bancaria en el ámbito de una banca responsable y qué tan responsable es realmente nuestra gestión en función de cada uno de nuestros grupos de interés.
Dao indica que el proceso de evaluación está ajustado a una metodología institucionalizada para generar métricas concretas de impacto, cuyo análisis determinará los caminos a seguir. «Nosotros sabemos generar indicadores financieros, de servicio, hemos abordado la transformación tecnológica desde una óptica responsable, pero necesitamos medir otros elementos de nuestra actividad para adaptarnos a esta nueva visión».
«En el Acuerdo Climático de París hay temas que ya nosotros hemos abordado, como inclusión financiera, educación y desarrollo económico. Estas son materias inherentes a la vida y la gestión diaria del banco, pero hay algunos otros temas que no hemos evaluado ni considerado y esta metodología da la oportunidad de evaluarnos y medir impactos positivos y negativos en otras esferas fuera de nuestra actividad tradicional», apunta Dao.
Bancaribe ha avanzado en una transformación tecnológica que asegura una operación «más inteligente» y transparente, como ser una entidad que genere exclusivamente documentos digitales, que garantice condiciones laborales integralmente sostenibles, que contribuya activamente con la sociedad y genere productos focalizados en el progreso de las personas y empresas, como créditos «verdes» y otras herramientas que eleven los niveles de inclusión social.
¿El marco normativo venezolano facilita, de alguna manera, este proceso de adopción de una cultura sostenible?
-A pesar de que Venezuela tiene un marco legal bastante nutrido de normativas que apuntan a muchos de los conceptos de sostenibilidad, la verdad es que esto del abordaje tiene que ser una combinación de un esfuerzo público y privado, e incluso de la academia. Hay una necesidad muy importante para el país de una integración, de una visión consensuada de esos tres vértices de forma tal de que estos conceptos se vayan profundizando y adaptándose a la realidad nacional.
«Algunas universidades tienen cátedras destinadas a muchos de los temas de sostenibilidad, están algunas normativas que se deben revisar proactivamente, porque la sostenibilidad es una de las condiciones indispensables del modelo económico futuro y el sector privado tiene que adentrarse en este proceso de transformación», insiste el ejecutivo.
¿El mercado financiero, en general, está preparado para asumir, en su conjunto, este reto que ustedes han asumido?
– El mercado, en general, no está preparado, pero lo que es innegable es que hay una gran necesidad de que empecemos a comprender que, a partir de ahora mismo, el éxito de cualquier empresa pasa por ser sostenible, tanto dentro de la propia organización, como en la relación con todos sus grupos de interés. Esto es inevitable.
Cuánto cuesta y con qué se come la sostenibilidad
Eventualmente, ¿Este cambio va a representar inversiones importantes para el banco?
– Hasta ahora no se sabe porque, insisto, esto va a depender de cuáles son nuestros compromisos, una vez definidos los objetivos de sostenibilidad que vamos a asumir de los próximos años. Este es un proceso que tiene una proyección de dos a tres años, no es un tema de corto plazo. Todos los compromisos están alineados con objetivos medibles. En un lapso de año y medio o dos años tenemos que empezar a reportar el nivel de avance que se obtiene con estos compromisos. No se pueden, en consecuencia, dimensionar inversiones ahora.
Para ponernos en lo más concreto. ¿Qué va a cambiar de cara al cliente de Bancaribe? ¿Qué es lo que los usuarios van a ver diferente?
– Pueden cambiar muchas cosas, sobre todo en la oferta de productos y servicios del banco. Potencialmente, Bancaribe puede incorporar lo que se denomina productos verdes, financiamientos orientados a ayudar a nuestros clientes a adentrarse también en el mundo de la sostenibilidad en cuanto a una mejor gestión ambiental, una mejor utilización de recursos.
«Debemos asegurar un mejor acceso al financiamiento también de bancos multilaterales que están muy metidos en estas consideraciones. Estos son aspectos que potencialmente vamos a desarrollar junto con otros que vamos a precisar una vez que tengamos definidos los objetivos de sustentabilidad que pudieran significar valores agregados importantes para la clientela del banco, más allá de lo que ya hemos nosotros venido haciendo».
Esta es una iniciativa particular de Bancaribe. ¿Por qué no pudo ser de un grupo de instituciones o, incluso, de la banca venezolana como un todo?
– Nuestra expectativa es que nosotros nos convirtamos en un punto de motivación e inspiración para que otros actores del mercado se incorporen a esta iniciativa. Este esfuerzo conlleva dedicación, convicción, compromiso y por eso es que, quizás, haber hecho un acuerdo general previo era muy difícil, porque a lo mejor no todo el mundo va a estar dispuesto a iniciar una ruta de acercamiento de su estrategia a estas finanzas sostenibles
«Este es un proceso al que hay que prestar mucha atención y horas de trabajo, inversión, y hay que comprometerse seriamente, porque los bancos se someten al escrutinio de instituciones muy relevantes para que se haga realidad el compromiso de la orientación hacia los objetivos. No cumplir esos compromisos representa un riesgo reputacional muy grave», advierte el presidente de la Junta Directiva de Bancaribe.
La banca venezolana en 2024
Juan Carlos Dao, presidente de la Junta Directiva de Bancaribe, mira el futuro de la banca con realismo o, quizás, un optimismo cauto. Preguntado sobre sus expectativas para el sector durante el año que está por comenzar señala:
«Si te circunscribes al año entrante, creo que el gran reto para cualquier institución financiera va a ser seguir operando en un ambiente económico con restricciones a la intermediación crediticia, sobrevaluación del bolívar y algunas asimetrías regulatorias, ya que hay algunos nuevos actores que están presentes en el mercado y que están cumpliendo funciones de intermediadores de crédito sin tener la carga regulatoria que tiene la banca».
– Pareciera que puede haber un pequeño repunte de la actividad económica que nosotros estamos estimando, de acuerdo con unos cálculos muy iniciales, en torno a un 4% de crecimiento económico. Además, va a ser un año que tiene una coyuntura importantísima con el ambiente electoral. Tradicionalmente eso siempre trae un nivel de gasto público un poco más acentuado, por lo que va a haber algo más de dinero en la economía y, por lo menos para el sector comercio y servicios, debería significar un año un poquito más activo de lo que hasta ahora ha sido este año.
En cuanto al sistema bancario ¿Qué puede cambiar en 2024?
– Para la instituciones financieras lo que veo es que, más allá de esa mayor actividad económica, la parte estructural va a continuar siendo la misma, porque los objetivos de control de inflación y devaluación no van a cambiar. Uno objetivamente los entiende y son razonables en cualquier economía, pero lamentablemente no estamos hablando del qué, sino del cómo se ha perseguido esa estabilidad cambiaría y de la inflación.
«Tenemos ya mucho tiempo con una intermediación crediticia limitada y, aparte de lo que eso puede significar como impacto para la banca, hay un impacto en la actividad económica que es cada vez mayor. Para crecer más de ese 4%, la gran variable que va faltando es el crédito, tanto para la inversión como para el consumo. Estos son los pulmones y los motores necesarios para que una economía tenga un nivel de actividad mucho más consistente y orientado a crecer», concluye Juan Carlos Dao, presidente de la Junta Directiva de Bancaribe.
Fuente: Banca y Negocios