El porcentaje de talento IT que emplea IA todavía es bajo en Chile. Juan Pablo Sáez explica por qué es urgente que este tipo de profesionales la incorporen.
En el mundo digital en que vivimos, la integración de la inteligencia artificial (IA) se ha vuelto un imperativo para los profesionales del área tecnológica. La IA no sólo representa un enorme avance, también significa un impulso a la innovación y la eficiencia en el ámbito IT. Los trabajadores que aprovechan sus capacidades pueden optimizar procesos, automatizar tareas repetitivas y tomar decisiones basadas en datos. La IA no solo agiliza las operaciones diarias, también abre la puerta a soluciones creativas y personalizadas.
Por eso sorprenden los resultados del Estudio de Profesiones IT en Chile, elaborado por el Observatorio de Capital Humano Digital (OHD), donde se señala que sólo un 17% del talento IT en Chile usa la inteligencia a rtificial en el trabajo.
Cuando internet se masificó, todos debimos adaptarnos a esta nueva realidad que nos cambió la vida y la forma de hacer las cosas. La alfabetización digital fue clave para desarrollar la habilidad de localizar, organizar, entender, evaluar y analizar información utilizando la tecnología. Debemos aprender a conocer y familiarizarnos con ella, pero más importante aún, a comprenderla y entender cómo podríamos aplicarla en el día a día para ser más eficientes y productivos.
Actualmente estamos viviendo un fenómeno similar con la llegada de la IA. Desde su irrupción vemos que la alfabetización digital ya no es suficiente y que es necesario ir más allá, lograr un nuevo tipo de alfabetización que nos permita aprovechar esta nueva herramienta en todas sus dimensiones. Y esta demanda es especialmente urgente para los profesionales del área de IT por varias razones.
La primera es su relevancia. La IA amplía su alcance constantemente y está presente en los textos, imágenes, automatizaciones y códigos que utilizamos a diario. Por eso, para los trabajadores es crucial saber cómo funciona, en qué momentos se puede utilizar y para qué. Al tener este input, podrán mejorar su desempeño y también ayudar a otros usuarios a hacerlo de forma efectiva y transparente.
En segundo lugar, el potencial que tiene la IA de transformar la manera en que trabajamos es también un desafío, porque una cosa es sacarle el máximo provecho, pero esto debe estar conectado con el criterio y la ética profesional, que para los especialistas de IT es clave en su desempeño.
¿Y qué es posible hacer con la IA? Las posibilidades son múltiples. Por ejemplo, Copilot ayuda a avanzar y acelerar procesos informáticos, otras funcionalidades pueden realizar una revisión ortográfica de informes, mejoramiento de imágenes, análisis de datos, etc. La IA aporta desde tomar decisiones informadas en el uso de automatizaciones hasta el desarrollo de soluciones eficaces que son un aporte a las empresas y a la sociedad.
Pero antes de conseguir todo eso, es urgente diferenciar dos conceptos. Uno es el conocimiento básico de lo que es la IA y otro muy distinto es su aplicación a distintos problemas con soluciones reales. Esa es la verdadera alfabetización en IA y para los profesionales del área IT ese aprendizaje es casi una obligación. Todos deberían manejar lo que es un prompt (instrucción básica para interactuar con la IA), y crearlos con la suficiente lógica para recibir respuestas exactas a lo que se está buscando.
Garantizar la seguridad y privacidad de los sistemas de IA es una prioridad a nivel mundial y gubernamental, pero mientras esto se desarrolla, los profesionales del área IT tienen una tarea pendiente en la alfabetización en IA para resolver problemas específicos. Al incorporar IA en sus funciones, están preparándose para liderar la vanguardia de la transformación digital y contribuyendo significativamente a la capacidad de tener éxito en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología. Adoptar la IA no es simplemente una opción, es una necesidad estratégica para quienes buscan mantenerse a la vanguardia en el dinámico y competitivo campo de las tecnologías de la información.
Fuente: Forbes Chile