El gobierno de Chile ingresará en noviembre nuevas indicaciones al Proyecto de Ley que “Regula los sistemas de inteligencia artificial, la robótica y las tecnologías conexas, en sus distintos ámbitos de aplicación”. Para Constanza Pasarin, sin embargo, proponer cambios, cuando no se han establecido las bases necesarias para un desarrollo tecnológico seguro, podría ser contraproducente.
Octubre es el mes de la ciberseguridad en nuestro país, por tanto, el tema obligado es visibilizar los avances y desafíos que enfrentamos en estas materias, todos los días. A raíz de ello, el Ejecutivo informó que en noviembre ingresará nuevas indicaciones al Proyecto de Ley que “Regula los sistemas de inteligencia artificial, la robótica y las tecnologías conexas, en sus distintos ámbitos de aplicación”, con el objetivo de armonizar la iniciativa y avanzar en su discusión.
Para mayor contexto, es ampliamente reconocido que las tecnologías avanzan de manera constante y, en muchas ocasiones, de formas impredecibles. En este escenario, el fomento de la inversión en estos sistemas se convierte en un factor crucial para el desarrollo y crecimiento del país. De hecho, Chile se encuentra en una posición destacada a nivel regional, lo que le permite aspirar a convertirse en un referente latinoamericano en el ámbito del desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
Sin embargo, no podemos pasar por alto la falta de experiencia normativa que Chile tiene en cuestiones tecnológicas. En otras palabras, la discusión de proyectos de ley que se encuentran estrechamente vinculados con la IA, como son el de protección de datos personales y ciberseguridad, siguen su cruzada por convertirse en ley. Por lo tanto, persistir en la propuesta de cambios legislativos cuando aún no hemos logrado establecer las bases necesarias para un desarrollo tecnológico seguro, podría ser contraproducente.
Recordemos que Europa desde el 2018 cuenta con una legislación robusta en materia de protección de datos y autoridades de control que han sido capaces de emitir lineamientos en el tratamiento y uso de la información, lo que entrega certeza jurídica a las organizaciones y ciudadanía. Esto justifica su discusión sobre la regulación en IA, ya que habían trazado un camino a seguir.
No obstante, en nuestro país, la falta de comprensión de la interconexión de estos diversos temas y la prisa por liderar en estos asuntos pueden generar confusión entre los legisladores. Esto, a su vez, podría resultar en la proposición de múltiples “soluciones” y una regulación excesiva que conduce a la incertidumbre jurídica, además de la superposición de la fiscalización de estos temas por parte de diversas autoridades de control.
En este sentido, seguir dilatando la discusión de proyectos normativos que llevan años durmiendo en el Senado y proponer nuevas iniciativas que creen autoridades de control adicionales con diferentes intereses y áreas de fiscalización solo contribuiría a desacelerar la inversión tanto nacional como extranjera.
Por último, es fundamental invertir en la capacitación de profesionales y nuevos talentos, ya que esto desempeñará un papel crucial en la implementación efectiva de las obligaciones que se impongan a las empresas. Sin un entendimiento práctico de los estándares a cumplir, la legislación se volverá letra muerta y podríamos enfrentar infracciones desproporcionadas por parte de las nuevas autoridades.
Fuente: Forbes Chile
