Por Milton Espinoza, CEO de Altera y Presidente del Holding Andes Inversiones
Finalmente la Ley Fintech está lista para ser promulgada. Esto ha significado grandes avances en Chile, un país donde el crecimiento de esta industria ha ido aumentado a pasos agigantados. En definitiva, las nuevas regulaciones eran necesarias para darle estructura y composición a este mercado, que actualmente está listo para emprender nuevos desafíos que les permitirá llegar a nuevas posibilidades y generar nuevos vínculos de negociación.
Hay que recordar que la función principal de esta ley es proteger a los consumidores y garantizar la estabilidad financiera del país con respecto a las fintech, teniendo esta premisa en mente revisaremos los mejores aspectos de esta nueva norma que ha traído más de alguna sorpresa.
En ese sentido, es importante entender que de alguna forma lo que hace esta ley es entregarle a la CMF (Comisión para el Mercado Financiero) la facultad de dictar normas, para ser aplicadas; de hecho, la CMF ya lo ha dicho, que debe dictar cerca de 70 normas, para efectos de hacer la bajada de cómo se aplicará esta nueva ley, cuáles son los umbrales de medición que define a las empresas que serán reguladas y de cómo estas empresas tienen que dar cumplimiento a estas obligaciones. Recordemos que esta ley no es aplicable a todas las fintech, sino que a algunos rubro como por ejemplo las criptomonedas, los crowdfunding, las empresas de asesorías e intermediación financiera, y dentro de estos segmentos no son todas, sino las que cumplen con cierto tamaño en adelante.
Quizás lo más relevante en esta ley tiene que ver con el open finance, que permite por fin que los actores tradicionales y las fintech se puedan interrelacionar e interconectar a partir de los datos disponibles por los clientes y bajo el consentimiento de ellos. Eso sin duda mejora la competencia y la oferta de valor al consumidor final.
Es relevante comprender que todas estas normas son muy acorde con lo que el mundo fintech ya venía implementado, por eso la importancia de que se haya dictado esta ley, puesto que el mundo fintech la quería para darle mayor tranquilidad y transparencia al mercado, pero no para pedir autorización, ya que en Chile existe libertad económica y, por lo tanto, las fintech han sido siempre legales y con una potente autorregulación; en ese sentido, lo que hace esta ley es reconocer no solo la legalidad de estas, sino que también la potente labor que cumplen y que en muchos casos no cumple la banca tradicional, que es la inclusión financiera, el poder darles a bajo costo, con rapidez y tecnología innovadora, acceso a servicios financieros a personas que habitualmente no califican para la banca tradicional o analógica. Con todo y esto, ¡bienvenida Ley Fintech!