Por Nicolás Deino, Director Ejecutivo para la Industria Financiera de Accenture Chile
Desde el año 2011, los bancos estaban sufriendo una importante disrupción, principalmente impulsada por el rápido crecimiento de la economía digital. Este fenómeno sólo aumentó con la pandemia. En este escenario, los bancos deben hoy restructurar sus antiguos sistemas y avanzar con mayor velocidad hacia la transformación digital de sus negocios.
A pesar de que el COVID-19 no ha entregado un contexto de solvencia para muchos sectores, la banca no fue uno de ellos, encontrando un impacto poco esperado en tres áreas clave. En primer lugar, ha impulsado a los bancos a reordenar sus prioridades, entre ellas el creciente uso de los servicios en línea, la disminución de tráfico en las sucursales físicas y el uso de efectivo. En segundo lugar, el aumento del costo del riesgo para los bancos mundiales durante el primer trimestre del año 2020, a lo que le sumamos los préstamos incobrables del segundo trimestre del mismo año. Ambos pueden ser factores que aportaron a la crisis crediticia para el sector bancario, pero no se sabrá a ciencia cierta hasta que
este apoyo fiscal del sector público haya disminuido.
Finalmente, la aceleración de la transformación digital, donde muchos bancos en pocas semanas lograron grandes cambios digitales, que en otro contexto hubiera tomado años. Lo anterior es debe a la necesidad de utilizar los servicios en línea a causa de las cuarentenas. Según un estudio reciente de Accenture, en la actualidad 50% de los bancos cuenta con aplicaciones móviles o sitios web para poder comunicarse con sus clientes, mientras antes de la pandemia solo 32% ofrecía esta posibilidad. La penetración digital ha escalado 70% en la banca producto de la crisis, mientras las transacciones físicas en sucursales han caído entre un 30% y 40%.
En el caso de la banca chilena, también se ha comprendido la urgencia de la transformación digital de los negocios y, de acuerdo con el estudio de Accenture, Technology Vision 2021, 90% de los ejecutivos de la industria financiera local afirma que aceleró la transformación digital de sus organizaciones, producto de la pandemia, liderando a nivel regional, junto con Argentina, que alcanzó un 96%.
Además, los ejecutivos chilenos de la industria financiera reconocen la importancia de las nuevas tecnologías y, producto de la crisis, 65% dice que escaló inteligencia artificial, mientras 50% cloud. Esta es una muy buena noticia, porque escalar significa aplicar la tecnología a través de todo el negocio y no en silos o para proyectos específicos. Además, implica una alta adopción de ellas.
En este nuevo contexto, para ser líderes, los bancos necesitan entender las actualizaciones en la dinámica del mercado. Comprender realmente a las empresas que operan en ellos, intentar reformular sus modelos de negocio para estar preparados para el futuro, establecer una estrategia para impulsar la transformación digital de los negocios y dar prioridad a la habilitación tecnológica. De esa forma, serán parte protagonista de la evolución de la banca.