Fuente: ElPeriodico.com
Con el tiempo, las llamadas habilidades blandas o soft skills han ido ganando peso como parte importante del perfil del trabajador. Es habitual escuchar a consultoras de recursos humanos y profesionales del sector alertar del creciente papel que juegan en los procesos de selección y estadísticas como las que publica la ‘Guía Hays 2021’ parecen asentar la teoría. El 73% de las empresas valora más las soft skills que las habilidades técnicas específicas al puesto de trabajo, de acuerdo con este informe reciente.
«La importancia de las soft skills en los procesos de selección es cada vez mayor», afirma Silvia Piqueras, National Manager de Hays Response, que añade que «parte del proceso de selección se encarga de medir y determinar qué habilidades están presentes y cuáles no» y que, en este análisis, en el que las habilidades blandas se miran con lupa.
En el actual mercado laboral, inestable todavía pese a que ya se empieza a desperezar, esto supone cambios en la forma en la que el profesional aborda la elaboración de un currículum y, sobre todo, la preparación de una entrevista de trabajo: tendrá que ser capaz de poner en valor aquellas destrezas relacionadas con su relación con el entorno y la gente que le rodea, y equilibrarlas con las hard skillso conocimiento técnico vinculado al puesto.
Además, serán de utilidad en el propio puesto de trabajo, como palanca para la estabilidad o incluso la promoción. «Hablamos de soft skills como la suma de comportamientos, de experiencia o competencias que definen a un profesional y lo hacen diferente a cualquier otro», señala Piqueras, por lo que también «serán decisivas para el desarrollo de la actividad y fundamentales a la hora de progresar durante la trayectoria laboral».
Comunicación y adaptabilidad
Y en esta tarea, es conveniente tener en cuenta también que la pandemia está transformando las prioridades de las empresas en cuanto a qué habilidades demanda. «El cambio es tan rápido que incluso las competencias más buscadas en la fase inicial de la crisis ya son distintas a las que se demandan ahora y a las que se esperan en el futuro», indica Manpower en la última edición de su estudio ‘Qué quieren los profesionales’. Como ejemplo, contrapone las habilidades blandas más valoradas a nivel general en 2018 con las que se pedían a finales de 2020. Si en 2018 el ‘top tres’ estaba integrado por la resolución de problemas, el servicio al cliente y la organización; el año pasado el podio lo formaban la comunicación, la organización y la adaptabilidad.
Según explica Orestes Wensell, director de ventas en Talent Solutions Right Management España (grupo Manpower), «en un entorno VUCA como el que vivimos, de cambio constante y acelerado, las organizaciones necesitan que sus equipos se adapten rápidamente a los procesos de transformación y para ello, la adaptabilidad y una buena comunicación son elementos críticos».
En este sentido, el directivo explica que con la covid se ha acelerado la transformación del escenario laboral, pero también social, de forma que los departamentos de recursos humanos dan una mayor preponderancia a cualidades como la flexibilidad, para encajar los cambios que se puedan experimentar en las organizaciones, ya sea adoptar nuevas formas de trabajo o herramientas, una nueva estructura o estrategia, etcétera.
En el caso de la comunicación, Wensell recuerda que las nuevas formas de trabajar implantadas a raíz de la pandemia, «con equipos presenciales y remotos; con profesionales en otros países, con equipos de otras organizaciones o empresas de servicios…» requieren de un flujo de comunicación fluida para que todos los equipos estén alineados con el proyecto, los objetivos y la estrategia. «La comunicación es un elemento clave para que el trabajo en equipo funcione de forma efectiva y el compromiso con la organización sea mayor»,manifiesta.
Además de adaptabilidad y comunicación, el experto en recursos humanos pone en valor la resiliencia, para sobreponerse a los contratiempos, y la proactividad. «En muchas ocasiones no solo se pide que seamos flexibles, sino que nosotros mismos seamos quienes ‘propongamos’ los cambios; que seamos motor del cambio y tengamos iniciativa y seamos creativos, como parte de los procesos de mejora continua», detalla el director de ventas de Talent Solutions Right Management España.
Jóvenes y la experiencia
Son tan importantes las aptitudes blandas que muchas empresas cuentan con un departamento de talento, el cual se refleja a través de la capacidad de desenvolverse en un entorno laboral cambiante. El 86% de las empresas se fijan más en la experiencia (y las competencias que haya permitido desarrollar) que en la formación durante un proceso de reclutamiento, revela la ‘Guía Hays 2021’. Dentro de este porcentaje mayoritario se encuentra por ejemplo la compañía de tecnologías de la información Unisys, que considera que las habilidades blandas son «más importantes» que la formación reglada, ya que engloba cualidades «que se convierten en fundamentales para trabajar en ambientes de trabajo como el actual, en el que la colaboración a distancia y entre equipos multidisciplinares es la norma».
«En términos generales, las soft skills que demandan las empresas para un puesto de trabajo no discriminan en función de la edad. Sin embargo, ganar experiencia -algo asociado normalmente a la edad- hace que se desarrollen de manera más efectiva habilidades que cuando estás empezando a trabajar pueden estar presentes, pero en menor medida», corrobora Silvia Piqueras.
Este aspecto puede suponer un lastre específico para los jóvenes, que a la hora de buscar un empleo pueden verse en desventaja. De acuerdo con la encuesta de Hays, la comunicación es la habilidad más valiosa para los profesionales de menor edad que estén intentando hacerse un hueco en el mercado laboral (36%), seguida de resolución de problemas (25%), iniciativa (21%) y colaboración (17%).
¿Aprender soft skills?
El desarrollo de competencias se vio negativamente afectado a raíz de la pandemia. El confinamiento interrumpió las prácticas de más del 80% de los estudiantes y, los jóvenes también fueron los que más sufrieron las consecuencias de la crisis, al ser un colectivo que suele ocupar puestos de trabajo temporales o a tiempo parcial, y en los sectores más afectados como el comercio minorista o la hostelería.
«Es un pez que se muerde la cola», afirma Alistair Cox, CEO de Hays. «Si los estudiantes no pueden desarrollar sus habilidades haciendo prácticas o en trabajos temporales, sus posibilidades de encontrar trabajo se reducen y, sin empleo no pueden seguir desarrollando esas habilidades que las empresas demandan», añade.
Por esta razón, desde la consultora de recursos humanos aconsejan a los jóvenes añadir a su currículum aquellas actividades que hayan desarrollado durante la pandemia. «Todo cuenta: desde acciones de voluntariado, cuidar de familiares, crear clubs de lectura, de música, de arte en remoto, o incluso asistir a ferias o eventos virtuales», añade Cox.
Más allá de la edad, el componente fundamental es «que todos seamos conscientes de cuáles son nuestras competencias clave y cuáles son nuestras áreas de mejora«, puntualiza la National Manager de Hays Response, Silvia Piqueras. Pero, una vez hecha esta auto revisión, ¿se puede aprender una soft skill? Tanto Piqueras como Wensell coinciden en afirmar que sí es posible y recuerdan, además, que la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida o learnability es otra de las capacidades que las empresas valoran y que ayuda al trabajador a mejorar su empleabilidad de forma constante. De hecho, es una de las diez soft skills ‘críticas’ recogidas por el Foro Económico Mundial (FEM) en el documento ‘The Future of Jobs Report 2020’, no solo en el presente sino también en los próximos años, junto con otras como la resolución de problemas, el pensamiento analítico o el manejo de la tecnología.