Fuente: ituser.es
Nadie duda de los cambios que se avecinan por la irrupción de la inteligencia artificial en el panorama tecnológico, que se plasmará en avances y oportunidades, pero también implicará riesgos. Los repasa ISACA en un estudio global sobre la tecnología en la próxima década.
Este trabajo de ISACA muestra que los profesionales de TI se muestran optimistas sobre cómo van a impactar los avances tecnológicos tanto en sus carreras como en la sociedad en general. En concreto un 59% expresa optimismo sobre las oportunidades que se abren en su carrera. El ratio cae al 40% cuando se les pregunta sobre el impacto social, pero aún así es alto.
En lo que respecta a sus trabajos, los participantes creen que los cambios que se producirán en la próxima década, a raíz del uso de la inteligencia artificial, serán positivos para el posicionamiento y competitividad de sus empresas y que, además, sus sueldos serán más altos. En concreto, el 87% cree que las soluciones de inteligencia artificial y machine learning tendrán un impacto importante o moderado en la rentabilidad de sus compañías, y un 58% opina que esa relevancia se traducirá en que los profesionales de TI cobrarán más.
Las respuestas obtenidas a través de 5.000 encuestas también apuntan que la naturaleza de la mayoría de las posiciones cambiará debido a una mayor integración de la tecnología en los puestos de trabajo. En este sentido, el 93% de los encuestados esperan lo que denominan una fuerza de trabajo aumentada, es decir, que personas, robots y soluciones de inteligencia artificial, trabajen juntas, y eso, lógicamente, tendrá un gran impacto en la forma en la que se harán las cosas.
Según ISACA, para la próxima década habrá que pensar cómo pueden trabajar los humanos con la tecnología y otras tecnologías emergentes para aprovechar al máximo el potencial que tienen para mejorar las vidas de las personas y para trabajar de forma más eficiente e inteligente. Desde su punto de vista, hombres y máquinas trabajando de manera coordinada pueden lograr grandes cosas, pero es fundamental que los profesionales de TI incorporen gobernanza y controles para que la inteligencia artificial se despliegue de la forma correcta y se limiten los riesgos.
No todo es entusiasmo: retos a superar
Sin embargo, su potencial uso malintencionado supone un contrapeso al entusiasmo de los profesionales y, además, solo la mitad de los encuestados piensa que es probable o muy probable que las empresas presten suficiente atención a las cuestiones éticas que conlleva el despliegue de la IA.
Ya sea por utilizar la tecnología con fines maliciosos o de forma errática, las consecuencias podrían ser graves. Los mayores niveles de preocupación se concentran en torno a la protección de las infraestructuras críticas (73%); ataques de ingeniería social (58%); armas autónomas (56%); ataques dirigidos al sector sanitario (56%) y envenenamiento de datos (55%).