Fuente: BBVA
Hay 371 fintech en España que operan en nichos donde “tradicionalmente operaba la banca”. Ocupan distintas posiciones en la cadena de valor. Algunas incluso “dan apoyo al sector” y tienen voluntad de cooperar desde el principio. Los bancos pueden apoyarse en ellas e incluso adquirirlas porque cubren huecos “donde no hemos sabido a llegar” destaca Álvaro Martín, economista jefe de regulación digital y tendencias de BBVA Research en el V Panel de Seguimiento Financiero IEAF-FEF de la economía española.
En su opinión “nos encontramos en un momento de tormenta perfecta” gracias a la influencia de las nuevas tecnologías en el negocio y la actividad bancaria. Considera que los mensajes del sector financiero son “poco optimistas”. El entorno económico es “complejo”, hay presión regulatoria y nuevas expectativas de los clientes. Además aparecen nuevos competidores. Pero es el escenario de partida “donde el sector financiero tiene que actuar”.
También ve oportuna la aparición de las bigtech. “Han diversificado su modelo de negocio” destaca. “Nadie puede decir que no las usa”. A su parecer, son proveedores “cada vez más importante” del sector financiero. Y el caso más sencillo es el de la computación en la nube. Aunque también incorporan “algunos riesgos” e implican limitaciones. Por ejemplo, en la nube.
Los datos no son petróleo
El de BBVA se muestra claro “los clientes financieros necesitan servicios digitales” y hay dos tipos de interacciones, el intercambio de dinero y los flujos de datos que conectan a todas las empresas. Y a futuro, los datos “pueden ayudar a mejorar” al tener mejor información de los clientes.
“Hay mucho valor, pero en algún caso puede llevar a conflictos en cuestiones de privacidad” señala. Desde su perspectiva, los datos “no son” el nuevo petróleo ni tampoco el nuevo dinero. Y como sistema financiero “hay que trabajar con ellos de forma distinta”.
Además, desde el punto de vista económico se pueden copiar, distribuir y consumir numerosas veces. Pero su valor es muy difícil de estimar. Por ello, la tecnología juega aquí un papel importante. “Tenemos que aprender a gestionar los datos”.
La relación de BBVA con las fintech pasa por cuatro líneas de actuación. Por una parte impulsan la incubación interna de startups. También han creado una plataforma de innovación abierta , realizan inversiones directas estratégicas en compañías en las que identifican activos claves y también son limited partener de un fondo de capital riesgo desde el que realizan inversiones minoritarias en empresas emergentes.
Nuevo escenario para el regulador
El de BBVA plantea cómo pueden competir los bancos tradicionales y adaptarse para continuar siendo relevantes en el mercado. Las fintech han facilitado la entrada de nuevos jugadores en el sector financiero, produciendo sinergias y reduciendo costes.
Para el regulador “supone un nuevo campo de actuación” donde primero tiene que actualizar su conocimiento y capacidades para entender el nuevo escenario. Y después decidir si fomentarlo y qué tipo de regulación aplicar.
La consecuencia es que la relación “a dos” entre las autoridades reguladoras y supervisoras y los bancos se ha convertido en una relación “a tres” que incluya estos nuevos actores. Ahora tienen que decidir si van a fomentar la innovación y de ser así, que tipo de herramientas pueden utilizar para hacerlo.
De ahí, la aparición de los sandboxes, entornos regulatorios de experimentación para promover la innovación en servicios financieros o los hubs de innovación, espacios compartidos para trabajar, aprender y colaborar del ámbito de la tecnología.
Martín entiende que en un primer momento las fintech fueron percibidas como amenazas, pero ahora ayudan a los bancos a mejorar sus propias soluciones. Y la generación de ingresos en el sector está en los nuevos canales digitales.