Fuente: IproUP
Hay un nuevo concepto de restaurante. Sin mesas ni sillas ni camareros. Al sonido de untimbre, los repartidores entran en busca de los pedidos cuidadosamente empaquetados. Dentro, equipos de cocineros se afanan en dar servicio a las decenas de encargos que les notifican unas tablets fijadas a la pared.
La aplicación británica Deliveroo cuenta con 30 instalaciones Editions en todo el mundo,con alrededor de 190 cocinas en total. Hasta ahora, los riesgos que había tomado la empresa habían sido limitados. De hecho, su principal gasto son los riders a los que ni siquiera tiene en plantilla, sino que contrata como trabajadores autónomos.
Con la apertura de locales físicos, incluyendo el equipamiento y los empleados necesarios para mantenerlos, la empresa ha entrado en una nueva dimensión y ha gastado buena parte de los 275 millones de dólares que recaudó en 2016. Una apuesta con la que la plataforma británica busca ir un paso más allá del reparto de comida y diversificar sus fuentes de ingresos -los restaurantes pagan una comisión por alquilar estos espacios-.
Deliveroo aspira a convertirse, en palabras de su fundador, «en la empresa de comida definitiva». Para ello, la startup contempla lanzar en el futuro nuevos servicios como una plataforma de reservas en restaurantes. «Muchas personas me dicen en Londres que utilizan la aplicación para ver los restaurantes que tienen en su vecindario y después ir a comer a ellos. Dependiendo del caso, podríamos dar la opción a los usuarios de reservar a través de Deliveroo y dejar reseñas de los restaurantes. Queremos formar parte del ecosistema de la comida», explica el CEO, William Shu, en un encuentro con Expansión.
E incluso valora entrar en el reparto de productos de alimentación, donde fija una frontera. «Lo que no contemplamos es repartir productos farmacéuticos ni convertirnos enuna empresa de transporte de personas. Eso no nos interesa», advierte.
Pero Deliveroo no es la única empresa de reparto a domicilio que está apostando porextender su oferta de servicios. «Nuestra ambición va más allá de entregar pedidos. Queremos serla plataforma de servicios interurbanos líder en España», afirmó hace unas semanas el fundador y consejero delegado de Glovo, Óscar Pierre, durante un encuentro con periodistas en Madrid. En un desafío a los gigantes de la distribución, la startup ha abierto un almacén en Tetuán con más de 1000 referencias de productos de conveniencia, entre los que se incluyen frescos como frutas y verduras.
Desde este súper, que no está abierto al público, la aplicación sirve los pedidos de su nuevo servicio SuperGlovo, con el que busca hacerse un hueco en el negocio de la alimentación.
En los planes de Glovo está abrir otros tres o cuatro almacenes en Madrid para poder dar servicio a toda la ciudad en un plazo máximo de 20 minutos. En este esfuerzo de diversificación, la compañía ha puesto en marcha también tres dark kitchens en Madrid, Barcelona y Santiago de Chile.
Detrás de estas decisiones está el afán de estas compañías por encontrar nuevas fuentes de ingresos en un momento de enorme competencia en el negocio del delivery de comida.
Además, el margen que tienen estas aplicaciones es muy bajo. En el caso de Glovo, de un pedido medio de 20 euros, la plataforma apenas ingresa una comisión del 5%, lo que equivale a un euro. El resto se lo reparten el restaurante, que es el que se lleva el grueso de la operación (68%), el rider (25%) y Hacienda. Esto implica que las compañías necesitan ganar volumen rápidamente y acceder a una gran base de clientes para ser rentables, según Expansión.
«El objetivo es introducir a más y más personas en su ecosistema y estas iniciativas son una forma de expandir sus servicios y hacer crecer la base de usuarios», explica por teléfono Santosh Rao, jefe de investigación en Manhattan Venture Partners. Una opinión compartida por Thomas Schumacher, socio de la consultora McKinsey, para quien la clave del éxito de estas plataformas ha sido «elegir las zonas correctas con una buena afluencia de consumidores y una alta densidad de restaurantes».