Mientras el funcionario Eduard Luna ya olvidó qué es hacer fila en los bancos para pagar sus servicios básicos, la maestra Patricia Méndez aún debe salir de su trabajo a mediodía y honrar sus deudas. “Estoy muy agradecido con este servicio”, dice el primero; “quiero conocer más, porque no sé usar (esa tecnología)”, afirma la segunda.
Y la educadora no es la única que desconoce la utilidad de la banca digital y de la banca móvil, ya que, de acuerdo con datos de la Tercera Encuesta Nacional de Servicios Financieros de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi), el 89% de los consumidores financieros del país no hizo transacciones electrónicas en el último año. De este porcentaje, el 43% desconoce su funcionamiento y el 11% desconfía de su seguridad.
Es decir que solamente el 11% de los encuestados por la Asfi afirmó usar la banca por internet, porcentaje muy bajo en comparación con un servicio que pisa fuerte en el país desde hace varios años y crece cada vez más con nuevos servicios para los usuarios, incluso para los adultos mayores.
En un sondeo que este medio realizó a 62 usuarios de la banca en enero, ninguno de los entrevistados desaprobó este servicio en línea, solo observaron su difícil acceso y la falta de socialización para animarse a darle un uso adecuado.
A pesar de que existe publicidad en los medios de comunicación sobre cómo se puede acceder a sus portales web, y hasta se puede llamar a agentes de información, muchos aún no lo hacen. ¿Entonces qué está fallando? Tal vez los bancos tendrían que ser más ambiciosos e interactivos para explicar este tema; tal vez sus servicios digitales deberían ser más accesibles para que tanto los jóvenes como los adultos mayores puedan realizar transacciones online; tal vez la Asfi, sin el afán de desaprobar su trabajo, debería socializar más este servicio. Resulta evidente que este comportamiento pone de manifiesto la necesidad de dar a conocer más los beneficios de la banca digital.
A través de esta herramienta, entre otras facilidades, ya sea por intermedio de sus celulares o computadoras, los usuarios pueden pagar servicios básicos, transferir recursos a cuentas propias o a terceros, y efectuar giros nacionales e internacionales. También se pueden abrir cuentas, obtener extractos, ver la cotización del dólar, ubicar cajeros automáticos y más.
Por otro lado, las entidades financieras han diseñado aplicaciones móviles (apps) que permiten realizar al menos 25 operaciones en línea. El nuevo consumidor usa nuevas tecnologías. Habrá que adaptarse a ellas y ayudar a conocerlas más.