Fuente: Ambito.com
Por: Andrés Randazzo
Durante 2017 creció exponencialmente la cantidad de créditos personales solicitados de manera on line. Las empresas consultadas aseguraron que esta modalidad de “préstamos rápidos” está en auge y remarcaron la “facilidad y la rapidez” para acceder al dinero como los factores determinantes de su explosión. Pese a que las tasas de interés son más altas que en los bancos tradicionales, la agilidad suele inclinar la balanza en favor de las fintech.
Por ejemplo, solicitar un crédito personal de $15.000 en las firmas online tiene un costo financiero total de hasta el 90%. En los bancos privados, en cambio, la tasa para ese monto ronda entre el 62% y el 68%.
Para costear gastos imprevistos, emergencias, para la compra de electrodomésticos, regalos y viajes, entre otras cosas, se solicitaron más de 51 mil créditos en Presto Hoy, de la fintech Wenance. Es decir, más del doble que en 2016. La firma otorga préstamos desde $3.500 a $150.000 “en hasta 48 horas”, aunque el monto promedio solicitado es de $12.000. “El mercado creció enormemente. La cantidad de participantes, jóvenes sobre todo, que entraron el año pasado es enorme. Nuestro principal enfoque es la tecnología y nuestro target, un grupo asalariado que ronda los $26.000 brutos, con cuenta bancaria y que valora el acceso digital. Evita la pérdida de tiempo y es más seguro”, contó a este diario Alejandro Muszak, CEO y fundador de Wenance. El 90% de los solicitantes utiliza el celular para acceder al crédito y muchos utilizan estos créditos para refinanciar otras deudas.
Moni es una plataforma de microcréditos que también tuvo un gran crecimiento en los últimos meses. Alejandro Estrada, su co-fundador, aseguró: “La gente se siente cada vez más cómoda solicitando créditos desde el celular. Moni cierra el año con un promedio de 25000 créditos por mes en el último trimestre. Hay segmentos de clientes que solicitan $20.000 y otros $5000”. En este caso, los clientes apuestan a la inmediatez de la acreditación del dinero para “aprovechar grandes descuentos y promociones a los que no tiene acceso por falta de fondos o crédito”.
Afluenta es una “red de finanzas colaborativas”, donde un grupo de personas invierte en créditos para otras. Los montos son más elevados (un promedio de $60.000), pero las estadísticas son similares a los casos anteriores: hasta diciembre pasado se habían otorgado 11.332 créditos, evidenciando un crecimiento de un 75% en el último año. Muchos de esos préstamos están dedicados también a la “consolidación de deuda”. “La gente busca no invertir tiempo en el crédito. Está acostumbrada a operar en el celular. Todo inmediato. Y dar eso es una mezcla de tecnología y de política crediticia. Trabajamos con montos desde $10.000. Dependiendo de la cantidad solicitada, varía el tiempo de acreditación del dinero: un crédito de $120.000, por ejemplo, está en el día y probablemente lo financien 600 personas”, aseguró Alejandro Cosentino, CEO y fundador de Afluenta.
Para el diputado nacional por el Frente Renovador y especialista en temas sociales Daniel Arroyo, estos indicios grafican un problema. “Hay un fenómeno de sobreendeudamiento en las familias, aumenta todo y las familias cada vez tienen menos, entonces sacan créditos para tapar las deudas. El sistema de crédito en Argentina es generador de pobreza. Si sos de clase media, pagás lo mínimo de la tarjeta y después vas sumando intereses. En una financiera, tenés hasta 120% de interés anual y si vas al prestamista del barrio, te pide lo que le parece”, analizó Arroyo, quien detalló: “La plata que entra a la casa es para tapar agujeros. Y entonces crecen las casas que dan crédito. La gente no mira la tasa de interés, sino la cuota que puede pagar. Si no llega a cubrirlo, saca un nuevo crédito. La gente se endeuda para salir de lo cotidiano, no para adquirir un bien de consumo”.