Por : Roberto Valderrama, director Comercial de VeriTran en Chile
Durante la última década, los pagos en línea y móviles se han instalado en la percepción del colectivo como la forma más rápida, cómoda y segura para realizar nuestras transacciones.
Tanto el comercio como la banca han centrado sus esfuerzos en brindarle al cliente una mejor experiencia y en este sentido, la tecnología es y seguirá siendo un soporte clave. Una muestra de ello son las cifras que dejó el último evento e-Commerce que batió todos los récords en el país, superando los US$ 190 millones en compras producto de 1 millón 200 mil transacciones, según la Cámara de Comercio de Santiago.
Los millennials nos han obligado a adoptar estas nuevas formas de consumo. Ellos están ávidos de contar con nuevas e innovadoras formas de pago. Incluso, en algunos países, las plataformas de mensajería como Whatsapp y Facebook Messenger, que hoy son esenciales para la comunicación, ya forman parte del ecosistema de pagos del comercio permitiendo pagar con sólo enviar un mensaje.
La banca no puede quedar fuera de estas nuevas tendencias y debe poder entregar un servicio cada vez más personalizado y ágil, fidelizando a los clientes y siendo capaz de tomar en cuenta sus necesidades, asesorarlo en términos de inversiones y capitalización. Las aplicaciones de mensajería, tal vez, puedan transformarse en aliadas a la hora de ofrecer información en cuanto a inversiones y las tendencias de los mercados.
La Industria 4.0 o cuarta revolución industrial, ha transformado a las TICs en el motor de desarrollo para que las compañías puedan ser más productivas y competitivas. Sin embargo, en Chile todavía hay mucho por hacer. Si bien un Estudio del Foro Económico Mundial (2017) mantuvo a Chile en el puesto 33 a nivel global y reconoció la solidez del sector bancario local, en lo que se refiere a la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), esto sólo representó el 0,38% del Producto Interno Bruto (PIB) del país y la inversión en TIC es inferior al 2% del PIB.
Todavía hay mucho por hacer en lo que se refiere al desarrollo de nuevas tecnologías para la banca. Las tendencias y preferencias de los usuarios son claras, lo importante es no quedar fuera de la inmediatez con la que se producen los cambios en un mundo cada vez más tecnológico y conectado.