Fuente: www.discoverthenew.ituser.es
Los sensores de huellas digitales aparecieron por primera vez en dispositivos inteligentes en 2007 y luego cobraron fuera como un reemplazo al código PIN de 4 dígitos en algunos terminales desde 2013. Aclamado como el futuro de la autenticación por parte de algunos, las deficiencias de seguridad de las huellas dactilares fueron rápidamente expuestas. Pese a todo, los analistas aseguran que la biometría móvil será una industria de 50.000 millones en 2022.
Son muchos los fabricantes, especialmente de hardware, que trabajan en la próxima generación de cámaras 3D para la realidad aumentada y la seguridad biométrica. Pero, solo porque un sensor mide la profundidad no significa que sea intrínsecamente seguro para la biometría.
En biometría, la capacidad de medir la presencia de rasgos exclusivamente humanos se denomina «vida». La biometría debe ser capaz de determinar si el sujeto es verdaderamente humano o corre el riesgo de ser engañado. Si se utiliza en una aplicación móvil, este simple exploit podría permitir a los piratas informáticos crear cuentas de usuario falsas sin exponer sus caras reales a la cámara. Los departamentos de lucha contra el fraude de las instituciones financieras están muy preocupados por esto, porque la incorporación de nuevas cuentas, conocer a su clientela y las regulaciones de financiamiento antiterrorismo son de gran importancia.
Luego está el problema masivo de hardware fragmentado. Con cientos de modelos de teléfonos inteligentes y cientos de sensores biométricos más lanzados en los últimos cuatro años, ¿cómo puede un desarrollador de aplicaciones saber qué sensores de hardware biométricos, si es que hay alguno, deberían realmente confiar?
Si el hardware biométrico de próxima generación parece tener importantes inconvenientes como la falta de detección de vida, fragmentación del sensor y muchos años de distribución antes de que sea convencional, ¿qué cualidades tendría que tener un software biométrico para que podamos comenzar a avanzar hacia un futuro sin contraseña?
La biometría por hardware se quedará, pues, en los dispositivos una vez que un software biométrico demuestre que puede reemplazar las contraseñas de la aplicación de forma segura. La adopción de un software biométrico se adoptará antes que las soluciones de hardware. Basta con que los siete principales bancos del mundo apuesten por un software biométrico y lo incluyan en sus aplicaciones móviles para que casi mil millones de personas tengan acceso instantáneo a la tecnología. Mientras, costaría al menos 5-10 años antes de que la misma cantidad de personas tenga un dispositivo con cualquier tipo de hardware biométrico de nueva generación.
Por eso, con trabajo arduo, ingenio y creatividad, la industria lanzará al mercado soluciones biométricas basadas en software como la autenticación facial que son lo suficientemente seguras como para reemplazar contraseñas en cada dispositivo, sin importar cuán grande o pequeño sea el precio.