Fuente: www.americaeconomia.com
La lenta interoperabilidad bancaria, el envío inseguro de remesas, la baja rentabilidad del sector tradicional de seguros, son solo algunos de los problemas que podrían tener solución gracias a la revolución que supone blockchain, una tecnología que amenaza con hacer desaparecer a los intermediarios clásicos que hemos necesitado hasta ahora para realizar transacciones o alcanzar acuerdos, como un banco, una notaría (escribanía) o el Estado.
Venezuela huele a bomba lacrimógena. Caracas se llena a diario de jóvenes encapuchados y policías que reprimen a mansalva. La crisis se atiza en la nueva dictadura latinoamericana, pero en el municipio de Chacao hay un venezolano de 28 años que imagina optimista el futuro. Es Héctor Cárdenas, quien posee un blindaje emocional para tanta debacle, pese a vivir cerca de la autopista Francisco de Miranda, donde se despliegan casi todas las concentraciones de la oposición a Nicolás Maduro. Su escudo protector nace de su familiaridad con un adelanto que para algunos podría mejorar la humanidad: blockcha in, una tecnología que permite la realización confiable y segura de cualquier tipo de transacción entre dos o más personas sin la necesidad de intermediarios, a través de internet.
También llamada tecnología de contabilidad distribuida (DLT), consiste en una ingente base de datos compartida entre muchos participantes, de carácter público o privado, protegida criptográficamente y organizada en bloques relacionados entre si matemáticamente, un sistema que hasta ahora ha sustentado principalmente la operación de criptomonedas (bitcoin en su mayoría, lanzada en enero de 2009, no casualmente poco después de la caída de la compañía global de servicios financieros Lehmán Brothers), pero que hoy seduce transversalmente a las industrias con su principal atributo, el consenso sobre la existencia, el estado y la evolución de una serie de factores compartidos, lo que permite que participantes que no se conocen puedan encontrar confianza gracias a este libro contable de páginas infinitas, donde lo que ya ha sido escrito no puede borrarse ni repetirse.
En la blockchain pueden registrarse documentos, bonos, acciones, aplicaciones y cualquier otro tipo de activo digital, a través de contratos inteligentes (smart contracts) que tienen la capacidad de ejecutarse de forma automática.
Un estudio realizado por el IBM Institute for Business Value, señala que se espera que el mercado de blockchain ascienda a US$ 2.312 millones para 2021 a nivel global, y que el área de identidad digital (mercado abocado a dar seguridad a un usuario hiperconectado, con garantías de seguridad suficientes y sin escapes de información legal o personal de los ciudadanos) crezca un 65% en el periodo 2016-2021. Tanto interés se debe a que ante problemas de interoperabilidad bancaria (el engorroso proceso de transferencia internacional a través de SWIFT o IBAN), el envío inseguro de remesas, la baja rentabilidad del sector tradicional de seguros que se enfrenta hoy a las llamadas Insurtech (startups del sector), un sistema energético donde los consumidores pasan a ser auto-consumidores y vendedores de su excedente energético (la iniciativa Powerpeers ya la realiza en los Países Bajos, a través de la eléctrica Vattenfall), la validación de autenticidad del origen y destino de los medicamentos o la constante actualización del historial médico de los ciudadanos, donde estos mismos pueden gestionarlo, sean solo algunas de las soluciones que se proyectan gracias a esta revolución de la confianza que supone blockchain, tecnología que amenaza con hacer desaparecer a los intermediarios que hemos necesitado hasta ahora para realizar transacciones, como un banco, Paypal o incluso el Estado.
Y razones tiene Héctor Cárdenas para tener optimismo a pesar de la situación en Venezuela. Su sitio web Criptonoticias, medio que tiene como misión seguir las novedades del ecosistema mundial de las criptomonedas y la tecnología blockchain, tiene ya un millón de visitas mensuales desde distintas latitudes de Iberoamérica. «El tema ha comenzado a pasar de boca en boca como la nueva Revolución Industrial», comenta Cárdenas, y agrega que su apuesta personal ha sido un modo de resiliencia, como la de tantos otros jóvenes venezolanos: «o te vas o te quedas a hacer algo que nadie esté haciendo; así sobrevivimos». Y él decidió quedarse para monitorear los inicios de la llamada Revolución Industrial 4.0.
Y vaya que acertó en la apuesta de futuro. El interés de los venezolanos por las criptomonedas sube y sube como refugio a la feroz devaluación de su moneda. «Compran productos en el exterior a través de sistemas de pago que aceptan bitcoin», así que es normal que semanalmente hagan compras a través de esta blockchain. De acuerdo con estadísticas del sitio web Coin.dance, Venezuela lleva la delantera regional en el trade de bitcoins. Durante junio y casi todo julio se transó desde la tierra de Bolívar un volumen semanal cercano a los 10.000.000 de bolívares (cerca de US$ 995.000) en bitcoins. Sin embargo, en la semana del 29 de julio el sitio registró un volumen récord de US$ 1,7 millones invertidos (en la misma semana, desde Perú se compraron bitcoins por US$ 64.661; en México poco más de US$ 100.000; en Colombia US$ 514.463 y en Chile US$ 63.463). «Lo único que podría terminar con el uso de bitcoin entre los venezolanos es que nos bajen internet», finaliza Cárdenas.
HACIA EL P2P
«Hoy nadie duda de que si internet supuso en su momento una revolución en el acceso y difusión de la información, la blockchain representa una revolución en la transmisión y valor de datos en esa misma internet. En la actualidad, el debate gira en torno a qué forma adoptará y cuándo. Y una cosa está clara: los primeros que entendieron todo el potencial de la blockchain parten con una ventaja sobre el resto, pues no se quedaron en la teoría, sino que de inmediato se pusieron manos a la obra para concretar sus posibles usos y trabajar en su desarrollo», explica el español Álex Preukschat, consultor internacional en temas relacionados con blockchain.
Blockchain abre posibilidades de nuevos modelos de negocios que prometen eliminar intermediarios y la propia presencia férrea del Estado. «Creo que la mayor parte de quienes han ingresado a este ecosistema han partido un poco por razones ideológicas. Es gente que cree en un mundo diferente. Son movimientos libertarios que consideran que hay que dar más poder a las personas para interactuar entre ellas, incluso en asuntos que hasta ahora habían sido mediados por el Estado. Hablo de una economía descentralizada, un modelo de negocio peer to peer (P2P, entre pares)», una iteración de la economía colaborativa, reflexiona Preukschat, desde Barcelona.
Y no esconde el regocijo que le produce la creación de un mundo peer to peer. «Lo interesante de los sistemas descentralizados es que son una vía para explorar nuevas formas de colaboración o de organización para la economía, los negocios y para las personas. Y lo P2P va en esa línea», concluye.
Una emoción, sí, una emoción que es compartida por el argentino Juan Llanos, experto en blockchain, fintech y regulaciones. «Cuando apareció bitcoin, te imaginás qué me pasó en la cabeza; siendo de la tierra del Ché Guevara, bictcoin recreó todas esas pasiones por la independencia y la libertad, por no estar controlado por otros. Tener control de tu propio destino, que el Estado está destruyendo la moneda y tú tienes que perder tu riqueza porque se les ocurre a los malos administradores… Todas estas cosas se empezaron a redefinir en los que más habíamos tenido la experiencia -los latinos, africanos- de la hiperinflación», explica entusiasta a AMÉRICAECONOMÍA, durante un foro sobre blockchain del evento América Digital, realizado en Santiago de Chile.
EDUCAR A LOS GOBIERNOS
El experto financiero estadounidense Andrew Keys trabajaba combinando su posición de analista en Wall Street con un emprendimiento en el área de la salud cuando descubrió el bitcoin. Intrigado por este experimento monetario asistió en 2015 al primer seminario de Ethereum -sistema blockchain que posibilita acuerdos y contratos entre pares. Fue un encuentro más bien modesto, con no más de 250 personas en el corazón de Nueva York, pero ese día, cuando Keys empezó a dimensionar las implicancias de la nueva tecnología, tuvo una revelación: decidió renunciar a todo y se ofreció a trabajar gratis solo por la promesa de equity, en el emprendimiento de Joseph Lubin, creador de la iniciativa.
Actualmente es el encargado de desarrollo global de negocios en Consensys, una instancia supraempresarial nacida al alero de Ethereum, que tiene presencia en distintos países de Asia, Sudáfrica, Europa y Latinoamérica. «Básicamente educo a empresas y gobiernos sobre qué es blockchain y cuáles son sus posibilidades», resume. También es el nexo de su empresa con Microsoft, su mayor aliado en el mundo digital. «La tecnología de blockchain es la próxima generación de bases de datos y de internet. La gente lista entiende esto en todo el mundo. He estado en muchos países y en todos se está trabajando en productos y plataformas interesantes. Y en cuanto a sectores económicos, por lejos son los servicios financieros y la banca quienes tienen la delantera», advierte a AMÉRICAECONOMÍA.
En su visión, Keys no está para nada solo. Basta echar una mirada a la web y ver que hay al menos medio centenar de papers de organizaciones como World Economic Forum (WEF) o Harvard Business Review, además de unas cuantas charlas TedEx con personalidades como Bettina Warbourg, Don Tapscott o Mike Schwartz, que hablan de la revolución de confianza que significará esta tecnología en nuestras vidas.
En esa línea, Andrew creó junto a Jeremy Millar la Enterprise Ethereum Alliance (EEA), con la participación de empresas como JP Morgan, Intel, BP, Samsung y Toyota. La idea es promover y difundir las posibilidades del Ethereum a nivel global y local para incentivar su uso. Tal como hace la fundación Linux.
«En septiembre, la EEA será la blockchain de código abierto más grande del mundo y creo que será porque la red Ethereum (con su criptomoneda, el ether) es la única que tiene infraestructura y arquitectura privada, semiprivada y pública. Siempre hago un paralelo con 1994, cuando todos construyeron intranets porque internet no había llegado todavía. Sin embargo, una vez que llegue la internet de blockchain, las intranets no servirán de nada», sentencia.
Pero la verdadera revolución, opina Keys, no está en las plataformas, porque los usuarios finales no percibirán el cambio. La real diferencia será en los modelos de negocios. «Con los smart contracts puedes hacer muchas cosas, sin requerir un intermediario», aclara. Keys alude así a la ausencia de los terceros que hasta ahora validan nuestras transacciones: un banco, Webpay, Paypal, etc.
El emprendedor en criptomonedas Samir Goel afirma que «en el corto plazo, blockchain eliminará la ambigüedad y los costos que implica realizar transacciones. Y en el largo plazo, eso nos dará la oportunidad, como personas, de tener mayor interacción y profundizar nuestras conexiones humanas», apuesta.
Como Goel, el mundo que visualiza Keys parece casi demasiado bueno para ser cierto: cada persona será dueña de su propio browser. Si desea ir a una red social y ver un aviso, le pagarán un dólar por día al hacerlo. Si quiere hacer una compra, en vez de entrar a un portal ingresará a la página de cualquier particular con algo para ofrecer, el que a su vez estará calificado por otros compradores, y al adquirir un bien o servicio podrá pagarlo sin la necesidad de usar una banca online.
Su descripción no se queda ahí. En el tema del showbizz, por ejemplo, significará menos porcentaje en copyrights y tarifas por distribución. Menos dinero para el middleman o el odiado intermediario, sin una demora de tres meses para concretar el pago y adiós a la comisión del 35% por hacer un disco o por subirlo a Spotify. A nivel domiciliario, «si poseo un techo solar y me sobra la energía, puedo valorizar y encriptar mis watts excedentes y hacer un trato para venderlo a un vecino. Con la tecnología DL (distributed ledger) cualquier bien o servicio podrá ser tokenizado (encriptado, en lenguaje de programación, para asignarle un valor) y podrá ser pagado de la forma que tu desees», predice.
El mexicano Agustín Aramburú es uno de los líderes del tema blockchain en su país. Como experto del tema seguros, su afición por la tecnología tiene que ver con dicha industria y la concreción de contratos inteligentes. Para muestra un botón: en América Latina más del 40% del valor de las primas se gasta en trámites asociados a adquisición y operación. Eso quiere decir que lo que realmente financia el seguro es poco más de la mitad de lo que paga el asegurado. «Si encontrásemos la forma de tener contratos y operaciones automáticas, podrían bajar los costos de los seguros de vida y hacerlos más accesibles a la población más necesitada, incrementar los niveles de protección de las personas, y eso sería bueno para la economía y la población. Y las aseguradoras cubrirían a más gente», explica, tras presentar su experiencia en un congreso internacional de aseguradoras desarrollado recientemente en Chile.
La notarización de documentos también es otro caso real de blockchain. «Es una aplicación que inventó el argentino Manuel Araos, llamada proof of existence, que permite certificar documentos en cualquier lugar del mundo, a cualquier hora del día y a un costo mínimo. Como ese, ya hay cientos de casos empresariales sobre blockchain. Lo que pasa es que aún son pequeños. Habrá que ver cuáles se viralizan y se vuelven pan de cada día. Todavía nos falta el Uber o el Airbnb de la cadena de bloques», previene Aramburú.
¿OBLIGADOS?
El comercio electrónico tiene una gran oportunidad. Un ejemplo de aquello es el software OpenBazaar, lanzado en 2016, una plataforma de mercadeo en línea basada en tecnología blockchain, con pago en bitcoins, donde cada usuario o tienda representa un nodo individual en la red, pudiendo comunicarse con cada uno de sus pares en la plataforma. Este caso no solo surge como una plataforma de compra y venta, sino como sus propios creadores definen, como «una fusión de Twitter, eBay y BitTorrent juntos». La comparación no es gratuita, ya que podemos interactuar con nuestros compradores o vendedores de una forma más cercana, corno lo haríamos en alguna red social con nuestros amigos o páginas favoritas, mientras que, si damos por realizada la transacción, esta se ejecutará en la red limpia de la blockchain, y obviamente, sin intermediarios ni regulación.
Frente a este remezón en los modelos de negocios históricos, las industrias financiera y bancaria han sido las primeras en reaccionar. Razones tienen para temer, al haber sido hasta ahora intermediarios clásicos. En un escenario de bajas rentabilidades, el ingreso de las empresas fintech y el aumento de las regulaciones mundiales están sin embargo viendo el vaso medio lleno que representa la blockchain, que podría significar mayor eficiencia, menores costos y un aumento de la interoperabilidad.
De acuerdo con el estudio del IBM que analiza las tendencias de blockchain para la banca, el 65% de los bancos quiere implementar una solución de este tipo en 2017.
El World Economic Forum (WEF) estima que 80% de los bancos están trabajando en proyectos de blockchain. Una buena noticia, ya que, para desplegar su total capacidad, esta tecnología «requerirá a futuro un ecosistema completo de jugadores de la industria que trabajen juntos, permitiendo que las empresas se beneficien de su efecto en red», consideran en IBM.
Ese sentido de equipo es lo que busca SWIFT, la multinacional de comunicaciones financieras, con su Prueba de Concepto Blockchain, en la que participarán 22 bancos globales (ABN AMRO Bank, BBVA, Santander, China Construction Bank, Deutsche Bank, JPMorgan Chase Bank, Lloyds Bank, entre otros) y que busca validar cómo esta tecnología puede ayudar a las entidades bancarias a conciliar sus cuentas internacionales en tiempo real, debido a que los bancos no tienen hoy una cobertura diaria para ese segmento. Iniciada en enero de este año, la prueba tomará todo el verano boreal y consiste en el empleo de una cadena de bloques privada, autorizada en un entorno de grupo de usuarios cerrados, con perfiles de usuarios específicos y controles de datos sólidos. Los resultados de esta prueba en Hyperledger -tecnología sobre blockchain de la cual SWIFT es miembro fundador- estarán en septiembre y serán comunicados en octubre de forma oficial.
Otra de las entidades regionales que se interesan en estas mejorías es el Grupo Financiero Banorte, que junto a IBM y el Instituto Tecnológico de Monterrey («el Tec») acaban de crear un inédito ecosistema de colaboración que incorporará la tecnología blockchain dentro de la malla curricular de los estudiantes de Ingeniería de Sistemas Computacionales (la primera universidad de América Latina en formalizarlo). En Banorte miran con atención esta iniciativa, porque blockchain podría traer beneficios claros de eficiencia para su operación de gran envergadura: 26.000 colaboradores, 1.100 sucursales y 24.000 corresponsales en todo México.
«Decidimos desafiar a nuestros estudiantes de pregrado a crear y desplegar un servicio distribuido de blockchain para Banorte», cuenta la profesora Patricia Chávez Cervantes, directora regional del Departamento de TI y Computación del Tec en Ciudad de México, y explica que «esta experiencia abre la oportunidad de aprender y construir nuevas aplicaciones que fusionen la inteligencia artificial en blockchain para transformar las industrias en México».
Con el mismo optimismo proyecta la experimentación Guillermo Güemes, Chief Information Officer (CIO) de Banorte. «Este modelo en conjunto con el Tec nos da la ventaja de tener gente muy creativa y que puede tener soluciones en plazos muy cortos», afirma.
Güemes considera que blockchain resuelve un gran problema, poner de acuerdo a mucha gente en torno a un evento específico. Cualquier tema relacionado con eso, es sujeto a que se aplique blockchain. Pero desdramatiza la amenaza que significaría la irrupción de la cadena de bloques: «La banca considera a blockchain como una herramienta a la que debemos sacarle provecho. No vemos que sea un peligro latente. Es importante aclarar que resuelve un problema en específico, pero no todos».
VENTA CORTA
IBM comenzó a coquetear con la tecnología blockchain desde hace más de dos años. Así lo recuerda el CTO de la compañía en Chile, Rodrigo Seguel. Fue así como los intereses de innovación de la Bolsa de Comercio de Santiago se cruzaron con la necesidad de IBM de tener una «bajada concreta» para este cliente que es un intermediario por definición. «En blockchain la intermediación es la clave; es evitar intermediarios que no agreguen valor o cifrar la cadena de modo de transparentarla. La bolsa lo vio como una oportunidad para afinar sus procesos de negocios, agilizando la intermediación, porque se dieron cuenta de que si la intermediación es ágil, barata y eficiente, fantástico», destaca Seguel.
Producto de esta interacción es que IBM y la Bolsa de Comercio de Santiago lograron encontrar muchos casos de uso de blockchain. «Más de ocho casos de uso, pero la idea era partir de a poco… En tres meses va a dar sus primeros frutos, de modo que la inversión será fácilmente medible en un tiempo prudente, pero muy acotado», comenta Seguel y destaca que se trata de la primera bolsa que da pasos concretos en acercar la contabilidad distribuida a sus operaciones.
Con el mismo ánimo positivo lo ve Andrés Araya, CTO en la Bolsa de Comercio de Santiago. «Respecto de blockchain, empezamos la investigación hace más de un año con pruebas de concepto sobre las plataformas que estaban disponibles, las que no eran muchas. Pero una de ellas nos llamó más la atención, y que estaba siendo patrocinada por Linux Foundation: Hyper Ledger Fabric, que es una blockchain como bitcoin, pero con un enfoque empresarial», detalla, y añade que a principios de este año, cuando decidieron aprobar una iniciativa de blockchain concreta. «Estuvimos encerrados en Nueva York junto a expertos de IBM, y luego determinamos que el proyecto de préstamos y garantías de préstamos de ventas cortas (la venta de títulos bursátiles en la bolsa de acciones que el inversor no posee), era el mejor candidato de un grupo de posibles iniciativas que presentamos».
En la Bolsa de Comercio de Santiago sus sistemas transaccionales procesan miles de órdenes por segundo, pero los procesos de back ofiice tardan dos días -por ejemplo, para la compra de una acción (en Estados Unidos tardan hasta tres días)-. La promesa es que con blockchain hagan todo el proceso en solo segundos.
«Si el sistema de garantías de préstamo de venta corta funciona, nos gustaría poder realizar un proyecto de mayor envergadura junto al Mercado Integrado Latinoamericano (MILA, mercado regional para la negociación de títulos de renta variable de Chile, Colombia, Perú y México). Hoy las ventas cortas en Chile son menos del 1% de las transacciones diarias. En Estados Unidos, en cambio, se elevan al 20%. 0 sea, hay una oportunidad de gran crecimiento para ese mercado. Porque hablando con intermediarios, una de las grandes razones que existe para no participar es lo engorroso de los procesos de back office para concretar una venta», justifica Araya.
LAGO NESS
La carrera por incorporar blockchain ya se inició en un banco peruano. Luis Alfonso Carrera, gerente de División de Banca Empresarial del Banco de Crédito del Perú (BCP), explica a AMÉRICAECONOMÍA que desde hace dos años la entidad trabaja sobre esta tecnología para mejorar los productos y servicios que ofrecen a sus clientes. Si bien reconoce que se encuentra aún en una etapa inicial de maduración, destaca que las posibilidades que ofrece «son enormes, y podrían generar una disrupción importante en la industria de servicios financieros», empezando por identificación de clientes y actualización de sus datos, pasando por transferencias internacionales, operaciones de cambio, transacciones en el mercado de capitales, en seguros, créditos sindicados y un largo etcétera.
Otra arista del mundo B2B también tiene un nicho para blockchain, como indica Mario Fernández, el CEO cubano de la firma chilena GoSocket (de soluciones en intercambio electrónico de documentos basados en firma digital). Él lideró el desarrollo la plataforma ARAP (Cuentas por Pagar/ Cuentas por Cobrar, en inglés), una cadena de bloques que permite registrar facturas electrónicas y sus correspondientes cesiones de crédito, así como otras transacciones que ocurren en el proceso de facturación electrónica, o e- factoring, sobre la base de contratos inteligentes.
«Blockchain es corno el monstruo del lago Ness: todos hablan de él, pero nadie lo ha visto. Sin embargo, nosotros apostamos hace dos años por esta tecnología, porque creímos que sería muy relevante», resalta.
De esta forma, todas las facturas electrónicas que son procesadas actualmente por la Red Gosocket, en Chile, están siendo registradas en ARAP y su uso se expandirá rápidamente, al menos, en los diez países de América Latina donde opera la compañía. Blockchain «permite resolver algunas debilidades de la industria y ayuda a darle una credibilidad mayor a las operaciones financieras», sentencia Fernández.
INICIATIVA HISPANA
Algunas de las principales empresas españolas, además de instituciones académicas y consultoras, se han unido para desarrollar la Red Alastria, la mayor red de cadena de bloques en España, que nace con el objetivo de desarrollar nuevos sistemas para que cualquier persona o empresa pueda «identificarse digitalmente de forma segura».
La lista de socios fundadores es extensa y de peso: el Observatorio Comillas ICADE-Everis, Banco Santander, Banco Sabadell, BBVA, Bankia, Cajamar, BME, Correos, Scytl, Everis, Grant Thornton, Garrigues, Roca Junyent, Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, Ejaso, Notarnet, Cepsa y Wordline.
Alastria es un proyecto transversal, multisectorial y neutral abierto a crecer, por lo que cualquier empresa, administración, start-up, profesional freelance o entidades sin ánimo de lucro podrán adherirse a ella en cualquier momento para desarrollar sus proyectos y prestar sus servicios, detalla el director general del consorcio, Alex Puig.
«El primer foco de trabajo de Alastria será el de la identidad digital. Así, cada entidad o usuario que forme parte de la red tendrá asociado un contrato inteligente, un documento digital en el que se guardarán de forma segura todos los elementos necesarios para su identificación y firma legal», indica Puig. De esta forma, los notarios españoles podrán certificar y validar que esa identidad digital en Alastria corresponde a una identidad real e, incluso, permitirán recuperarla en caso de que sea necesario.
La identificación de personas físicas y jurídicas en la Red Alastria resuelve numerosos procesos empresariales, como la llegada de nuevos clientes a un banco o a una compañía eléctrica, pero también facilita, por ejemplo, transacciones comunes de muchas administraciones públicas con sus ciudadanos: «El proyecto es inclusivo y democrático, porque los integrantes de la red son los que deciden su futuro», subraya Puig.
Se financiará mediante los aportes de socios y usuarios, respondiendo a su carácter de utilidad pública. «Este modelo permitirá que la plataforma sea siempre independiente y neutral, que garantice tanto la identificación de sus actores y socios, como la prestación de servicios que cualquiera de ellos quiera desarrollar en Alastria», concluye Puig.
PARRA UNÍVOCA
Mientras el mundo del vino sigue ligando el márketing y la publicidad de sus mostos con la imagen de un mundo de tradiciones ancestrales, intacto y que valora lo artesanal, en la zona de ventas de estos productos comienza a vivirse un aggiornamento de proporciones de la mano de blockchain, tecnología que para el argentino Lucas Abihaggle, productor de vino desde hace nueve años, podría convertirse en tabla de salvación para aquellas viñas que, pese a tener un gran vino dentro de sus botellas, han quebrado por la baja rentabilidad del negocio o han sido adquiridas por grandes bodegas como parte de un proceso mayor de concentración, que no siempre redunda en un aporte a la industria vitivinícola, sino como proyectos de real estate con mayor rentabilidad.
«Las personas que trabajan, las familias que viven de eso, todo se va perdiendo. Yo mismo trabajé en proyectos de real estate y vino para súper ricos que compran viñedos de US$ 250.000 por media hectárea, para tener su propia etiqueta. Y a raíz de todo esto empecé a imaginar qué pasaría si reducimos mucho el tamaño de estos viñedos para ricos y lo hacemos más accesible y damos a la gente la oportunidad de tener esta experiencia. En definitiva, desintermediar el ciclo, llegando al extremo de darle a los consumidores la posibilidad de comprar una planta de vid, plantada en un viñedo muy especial y organizarse en forma tal de hacer un vino de altísima calidad y dar la oportunidad al consumidor de comprar una planta en algún lugar del mundo», detalla Abihaggle, quien agrega que pagando un fee puedes llegar a producir una botella de vino a un precio justo. «Te la mandan a tu casa, y el productor recibe mucho más dinero que si la hubiera vendido en el mercado».
Bajo estos objetivos surge Agrum, el modelo de negocios de Abihaggle, proyecto que mediante blockchain busca impactar los esquemas tradicionales, «porque la desintermediación permite reducir y trabajar con mejor rentabilidad, en el caso del productor, y mejora el beneficio para el consumidor».
Pero hacerse cargo de una planta podría ser poco más que una maniobra efectista. Sin embargo, el componente de seguridad en la trazabilidad de ese ejemplar único, en cualquier parte del mundo, es un alcance que blockchain podría volver una realidad.
Otro uso de blockchain en este sentido ha sido anunciado por la compañía Everledgei; que ha visto una oportunidad en el reforzamiento del proceso Kimberley, régimen de control de exportaciones e importaciones de diamantes en bruto (establecido por la ONU en 2002), para evitar la entrada al mercado de los llamados «diamantes de sangre», piezas obtenidas en zonas de guerra. O el proyecto que encabeza la casa de cambio Singapore Diamond Investment Exchange, que asociada con Kynetix y Everledger, realizará una prueba de concepto que permita un servicio seguro de mantenimiento de registros para el comercio de diamantes en el mercado global.
«Juego con la idea de llevarlo hasta un extremo. Darle la propiedad al consumidor de una planta y a través de blockchain, con toda esta historia (la trazabilidad), asegurarle que esa planta es suya; será unívocamente suya, porque no se la puedo vender a nadie más y nadie puede alegar que es propietario de esa planta, porque está claro para todos. Y al mismo tiempo, he jugado con la idea de que esa planta sea tuya como sería un departamento, o sea, heredable», imagina Abihaggle.
Por ahora, el sueño de Agrum tendrá que esperar. Aunque el modelo de negocios está creado, el negocio se encuentra en etapa de diseño final, donde serán clave los resultados que arroje el proceso de crowdfounding que lleve a cabo la empresa. Si todo resulta bien, al llegar la Navidad podríamos comprar una vid única con criptomonedas o dinero tradicional. ¿Amenazas para esa planta única, como un siniestro, plagas o inundaciones? Abihaggle responde que todo lo anterior es «un riesgo que siempre está, pero en definitiva lo que nosotros tratarnos es de que si hay un problema -sin ir al extremo de un fuego que destruye un viñedo- que implique que la producción de uva sea menor que la cantidad de propietarios de ese viñedo, y por tanto hay que suplir, lo que vamos a hacer en forma transparente será comprar uva de un viñedo de similares características para cumplir la promesa».
JUNTAS DE ACCIONISTAS
Aunque como institución privada goza del monopolio de la custodia y la liquidación de valores en Chile, el Depósito de Valores (DCV) decidió que debía estudiar la amenaza de la que todos hablaban: blockchain. Una inmersión que coincidió con la ampliación del giro del DCV producto de la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento, reflotada por la presidenta Michelle Bachelet en 2016.
«Esa ampliación nos permite participar de la custodia de otros valores. Lo que nos abre un inundo de posibilidades para iniciar nuevos negocios», explica Claudio Calderón, jefe de Proyectos del DCV, quien recuerda que efectivamente algunos veían la irrupción de la cadena de bloques como una amenaza, pero ciertamente era mejor hacerle frente a la fuente del temor y bucear en ésta, siendo positivos. Fue así como «desde hace un año, en conjunto con otros depósitos, el Depósito Central de Sudáfrica (Strate), el Depósito Central de Rusia (NSD) y el DTCC de EE.UU:, entre otros depósitos de valores, crearon una instancia de estudio y desarrollo. «Hoy es parte sustantiva de nuestra planificación estratégica al 2020; destaca Calderón.
Pero, aunque el DCV no posee competencia en la custodia de valores en Chile, en el caso del área de negocios de registros de accionistas sí posee contrincantes, y ahí puede marcar una diferencia si gracias a blockchain logra modernizar su servicio, acelerando la publicación del registro de accionistas, las instrucciones de votos de accionistas, las representaciones a un tercero… «El día de la junta de accionistas no tendrías que perder tiempo, porque puedes hacer todos esos trámites en días anteriores», grafica el jefe de Proyectos.
Y como soñar es gratis, Calderón cuenta que en el DCV tienen un deseo mayor con blockchain, la posibilidad de que, en el futuro, «corno se trata además de un libro mayor distribuido, que es visible por todos los participantes, transparente, permita la ambición mayor de integrar al regulador en tiempo real y que éste pueda dar la información a partir de la blockchain».
Por ahora en el DCV siguen estudiando los alcances de la vedette tecnológica del momento y elaborando un documento sobre blockchain para juntas de accionistas (proxy voting) que pueda alcanzar un estándar ISO, con el objetivo de que pueda llegar a ser utilizado en cualquier mercado del mundo.
EMISIONES DESCENTRALIZADAS
El ecosistema de innovación sobre blockchain, en Chile, también cuenta con los jóvenes de Godzillion, que sorprendieron hace poco más de cuatro años con Mi Molido, una aplicación que permite a las personas recoger los vueltos y transferirlos desde sus cuentas en los bancos hacia fondos mutuos de money market (modalidad en bolsa para administrar inversiones a corto plazo de los clientes).
«En ese proceso descubrimos que hay una fricción no menor entre la intención de transformar dinero por ahorro y luego transformar ese ahorro en dinero nuevamente. Hay hartos costos de transacción. Por ejemplo, a una persona natural le pueden terminar comiendo la mitad de la rentabilidad potencial. Y estábamos en eso cuando descubrimos el paper de Satoshi Nakamoto (el creador aún anónimo de bitcoin que revolucionó el mundo con los alcances de bitcoin en 2008) y lo que nos llamó profundamente la atención es que se podían realizar transferencias de valor sin la necesidad de usar un banco o una corredora de bolsa (un intermediario)», recuerda Rodrigo Sáinz, quien junto a Cristóbal Pereira han lanzado Godzillion, una plataforma descentralizada, basada en blockchain Ethereum, a través de la cual las empresas podrían emitir bonos para alcanzar financiamiento colaborativo sin tener que recurrir a los intermediarios clásicos.
«Así que empezamos a investigar de qué se trataba bitcoin. Fuimos al MIT Media Lab. Luego viajamos a California y nos reunimos también con expertos y validamos nuestra tesis: ¿existirá la posibilidad de adjuntar algún instrumento financiero a un trocito de bitcoin y transferirlo a través del mundo? Bueno, descubrimos con el tiempo que el blockchain de bitcoin solo procesaba unidades de bitcoin, por lo tanto, no podíamos implementar lo que nosotros deseábamos, que una pequeña empresa pudiera realizar una emisión en blockchain. Pero poco tiempo después, Ethereum se lanza al mercado. Y la lógica de los contratos inteligentes que soporta esta blockchain nos hizo sentido, porque la gran mayoría de los instrumentos financieros, al final del día, se ejecutan en función de ciertas lógicas detrás», rememora Sáinz.
Fue el minuto en que tomaron la gran decisión: dejar atrás todo lo que habían desarrollado y dedicar todo su tiempo a investigar blockchain. Producto de aquello es
que levantaron una primera versión de una plataforma basada en la cadena de bloques, con la que salieron a levantar dinero con un fondo de capital de riesgo europeo.
«La plataforma que desarrollamos consta de dos partes. Le permite a empresas en etapa de arranque hacer pequeñas emisiones en ether (la criptomoneda de Ethereum); y a la vez que estas compañías de etapa temprana puedan usar este mercado secundario para vender sus posiciones, sin tener que esperar a que esta startup logre en algún momento pagar dividendos o logre ser adquirida por otra compañía», explica Sáinz.
Hace dos meses iniciaron el proceso de emisiones y de trading, al comienzo eran pruebas y ahora son emisiones reales. Actualmente, tienen cuatro empresas en el mercado secundario. Y esperan que en la plataforma se suban cuatro startups más. «Nuestro plan es tener diez empresas en mercado secundario y otras cinco más en subasta. Para explotar del mejor modo la Initial Coin Offering en el mercado global. Que puedan operar cien por ciento descentralizados y que los tenedores de los coin que vamos a emitir, puedan beneficiarse de la economía que se produzca en Godzillion», dice Sáinz, agregando que sus cálculos aventuran que la emisión superará los US$ 150 millones.
NUEVO INTERMEDIARIO… INVISIBLE
Pero no todos comparten el entusiasmo por la ascendente tecnología distribuida. Pese a los promisorios ejemplos que muchos evangelizadores de blockchain promueven, existe un pequeño grupo de expertos que llama a dudar del frenesí.
Uno de ellos es Axel Pierron, analista financiero y director de la consultora Opimas, quien explicó a AMÉRICAECONOMÍA, desde Francia, las razones de su escepticismo ante el blockchain en lo que se refiere a mercados de capital.
Para él, la tecnología blockchain se presenta como la solución para guiar a los mercados de capital hacia un nuevo mundo de eficiencia y simplicidad. Pero él considera que, al revés de lo que promete en la teoría, en la práctica mover efectivo hacia una infraestructura de bloques significará un aumento considerable en los costos de transacción. «Si se implementara en el mercado del equity de Francia y Alemania, por ejemplo, el costo de infraestructura para procesar un volumen de transacciones como el visto en 2015, superaría actualmente los € 600 y € 1.000 millones, respectivamente» señala.
Además, comerciar en una plataforma blockchain sería mucho más lento de lo que los traders podrían tolerar, y debido al factor de inmutabilidad, los errores podrían ser irreversibles, con enormes pérdidas potenciales, precisa en un paper de mayo de 2016.
«Cuando sacamos ese reporte, tuvimos llamados de algunos clientes involucrados en bitcoin que no estaban de acuerdo. Pero más de un año después, diría que muchos de los que se quejaron, hoy se han alineado con nuestra mirada. Creemos que blockchain hará cambios, pero no cambiará todo», advierte.
Buena parte de sus dudas también se reflejan en un documento de trabajo del Parlamento Europeo, de febrero de 2017, sobre cómo la tecnología blockchain cambiará nuestras vidas. El documento identifica una serie de problemas con la tecnología distribuida asociados a la pérdida potencial de empleos, el alto consumo energético detrás de sus procesos de minería de datos y el impacto político social, ya que se vería reducida la confianza y el poder de las instituciones de gobierno tradicionales.
Peor aún, los contratos inteligentes podrían sobrepasar el ámbito de las leyes, creando problemas judiciales sobre su aplicabilidad o validez, dependiendo del país donde se apliquen o ejecuten. Además, si bien el espíritu de la tecnología es en cierto sentido libertario, pues trata de prescindir del intermediario, en la práctica blockchain sería un «nuevo intermediario’: pero demasiado invisible como para ser controlado.
«No creo que blockchain vaya a revolucionar el mercado ni mucho menos a destruirlo. Es solo una tecnología», recalca Pierron.
En el caso de Aengus Collins, jefe de riesgos globales del WEF en Suiza, el terna central de blockchain es la confianza. «Una serie de empresas ve a la tecnología distribuida bajo un prisma equivocado. En vez de traer sus problemas y ver si blockchain ayuda a solucionarlos, miran la tecnología distribuida y buscan dónde puede dar soluciones», se queja.
En segundo término, se pregunta si es una tecnología la que ayudará a la sociedad a resolver sus problemas de credibilidad respecto de las instituciones. «Quizás deberíamos priorizar el reconstruir la confianza dentro de la sociedad en vez de adoptar tecnologías hechas para un mundo desconfiado», argumenta.
Finalmente, arguye Collins, la descentralización no significa de inmediato algo positivo. «En los últimos años se descentralizó el poder de la información y la redacción de noticias. Y si bien tuvo efectos democráticos, también ha significado la fragmentación y polarización de la información a niveles insospechados», alude en clara referencia al fenómeno de las falce news.
EN LA MITAD DE UNA REVOLUCIÓN
Kevin Werbach, profesor de ética empresarial de Wharton, en entrevista con Knowledge&Wharton plantea que aún hay asuntos doctrinales, reparatorios, de renegociación, que necesitan ser analizados con más ponderación en blockchain. «La realidad es que, aunque pensarnos que las máquinas pueden hacer contratos con eficacia, hay muchas situaciones en las que no es posible. Algunos de ellas son bastante obvias. Por ejemplo, si un contrato dice algo así como «usted se esforzará al máximo», una expresión que se incluye con frecuencia en los contratos humanos, ¿qué significa eso en realidad? ¿Cómo se reduce eso al código de la computadora?», se pregunta Werbach.
Pero la directora de Seguridad de Fujitsu, María Gutiérrez, va más allá. A su juicio, existen amenazas detrás de blockchain: «Que se pierda la verdadera esencia del sistema distribuido, al ser acaparado por determinadas organizaciones que se erijan como administradoras únicas (o que gestionen más del 50% de los nodos de la cadena de bloques); por otro lado, aspectos relativos a la privacidad, ya que no está claro todavía cómo se podría implantar el derecho de supresión en una tecnología que no permite, en origen, alterar el libro mayor de transacciones o a la confidencialidad».
Jesse McWaters, del WEF en Nueva York, es más conciliador. «Tengo la impresión de que los gobiernos están conscientes del hecho de que blockchain presenta tanto riesgos como oportunidades», reflexiona.
Para un futuro exitoso de blockchain, lo peor pueden ser sus defensores a ultranza, opina el experto. «Si estamos demasiado emocionados, podemos terminar dándonos cuenta de que sobreprometimos algo que no se podía alcanzar o que estamos desilusionados», afirma McWaters a AMÉRICAECONOMÍA.
El profesional explica que, por regla general, cuando se busca reemplazar una tecnología que funciona bien con una que funciona mucho mejor, ese proceso toma bastante tiempo. «Entonces, podría darse la paradoja de que en aspectos donde no lo imaginamos, blockchain diera la sorpresa y creciera más rápido, pero de todos modos es algo que está por verse», agrega.
Venezuela lleva la delantera en el trade regional de bitcoins, estimulado por la crítica situación política interna. En la semana del 29 de julio el sitio Coin. dance registró un volumen récord de US$ 1,7 millones invertidos en la criptomoneda.
¿QUE ES UNA BLOCKCHAIN?
Blockchain es una base de datos distribuida, formada por cadenas de bloques diseñadas para evitar su modificación, una vez que un dato ha sido publicado. Se distribuye entre muchos participantes en la red llamados mineros, quienes procesan y validan cada transacción. Estas ransacciones se graban de forma cronológica, formando una cadena inmutable que puede ser privada o anónima, dependiendo de cómo se implementa la tecnología. Se asegura mediante una mezcla de criptografía y teoría del juego, y no necesita de nodos de confianza, como las redes tradicionales. Esto permite que un producto como bitcoin pueda transferir valor globalmente sin recurrir a los intermediarios > tradicionales, como la banca, una empresa o el Estado.
«La tecnología de blockchain es la próxima generación de bases de datos y de internet. He estado en muchos países y en todos se está trabajando en productos y plataformas interesantes», resaltó el experto financiero Andrew Keys.
Banorte, junto con IBM y el Instituto Tecnológico de Monterrey, acaba de crear un inédito ecosistema de colaboración que incorpora la tecnología blockchain dentro de la malla curricular de los estudiantes de Ingeniería de Sistemas Computacionales.
Las principales empresas e instituciones de España han creado la Red Alastria, la mayor red de blockchain. La identificación digital segura es su motivación.
MINIDICCIONARIO PARA ENTENDER BLOCKHAIN
CONSENSO
Situación en que todos los participantes de la red acuerdan la validez de una transacción, asegurando que los libros son copias exactas de cada uno.
DAPP
Aplicación de código abierto que opera de forma autónoma, tiene su información almacenada en una cadena de bloques en la forma de token criptográfico y que opera en un protocolo que muestra prueba de valor.
DAO
Sigla en inglés de Organización Descentralizada Autónoma. Corporaciones que funcionan sin ntervención humana y que se rigen por una serie de reglas económicas incorruptibles.
MINERÍA
Una transacción de criptomoneda no es válida hasta que la visan los usuarios de la red P2P, compuesta por otros usuarios y por los llamados «mineros», quienes realizan operaciones matemáticas (minería) para procesarlas. El acto de validarlas en la blockcharn es recompensado de forma monetaria. Cada diez minutos se genera un bitcoin sin dueño, que es repartido entre estos «mineros».
SMART CONTRACTS
Codifican reglas en un lenguaje de programación en blockcharn que son legalmente válidos entre los participantes de una red.