Fuente: www.transmedia.cl/
Al igual que las transacciones online, pagar una cuenta con el teléfono es una realidad que, según datos de la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio, representa el 9% de todas las ventas electrónicas en Chile y «a nivel mundial ya son 400 millones de personas que prefieren este sistema», asegura Benhel Sarce, director comercial de Worldline Chile.
En el país se proyecta que a 2017 casi 450 mil dispositivos serán capaces de prestar este servicio de pago móvil. «La tendencia en Chile y Argentina demuestra que, en el corto a mediano plazo, los consumidores van a estar cada vez más familiarizados con esta modalidad de compra, que simplifica y hace más segura las transacciones, dejando atrás el pago con tarjeta de crédito, que todavía es lo más utilizado localmente», comenta Sarce.
El auge de las soluciones de pagos móviles responde al esfuerzo de los bancos y empresas de tecnologías por desarrollar herramientas seguras, rápidas y eficientes que utilizan al smartphone como denominador común: una es la aplicación que permite realizar transacciones bancarias y comerciales tal como se realiza en el computador, en segundo lugar está el chip que se pega en el celular y que da la posibilidad de compras en el comercio sin tener contacto con la máquina recaudadora, y en tercer lugar está el pago móvil propiamente tal, que utiliza el celular para pagar, por ejemplo, una cuenta».
En estos dos últimos métodos se introduce una clave o PIN y automáticamente se procesa la compra. Las dos utilizan NFC una tecnología que transmite datos entre dispositivos separados por una distancia mínima.
El funcionamiento del pago móvil es sencillo. El comerciante registra la compra como lo hace habitualmente, pero a la hora de que el comprador pague, sólo debe acercar su teléfono inteligente al lector.
De forma automática se abre una aplicación, conocida como cartera digital, que permite escoger la tarjeta. «Una vez elegida, se opera validando con la huella dactilar o introduciendo una contraseña. El celular envía el código necesario y se transmite al banco la señal para que realice la transferencia o el adeudo en la cuenta de crédito. Lo mismo ocurre cuando se acerca el chip al lector de la máquina. En el fondo cumplen la misma función, pero con distinta metodología«, explica Sarce.
Una de las ventajas más notorias del pago móvil es que evita que las personas porten los plásticos. Asimismo, el dispositivo o smartphone guarda una réplica cifrada de la tarjeta de crédito o débito, pero no envía el número de la misma, sino un identificador válido para un sólo pago. «Este detalle es primordial, ya que evita el riesgo de que intercepten y dupliquen el número de la tarjeta o de que alguien con malas intenciones use un lector cercano para engañar al teléfono».
Esta modalidad opera desde que la autorización del pago la realiza el usuario al informar su consentimiento de operación, a través del PIN que permite al TPV (Terminal de Punta de Venta) comunicarse con la entidad bancaria del comprador, quien finalmente da su visto bueno tras comprobar los datos transmitidos en forma cifrada.
«Este sistema de transacción comercial cada vez se irá masificando en el país, pero una vez que la gran mayoría de los chilenos se bancarice y tengan la suficiente confianza en que estos nuevos métodos de pago son seguros y no reportan altos niveles de fraude» finaliza Sarce.