Asociemos algunas palabra. ¿Qué es lo primero que piensas cuando alguien habla de “innovación” en tu compañía? Probablemente pienses en “cambios pioneros” y en “reacondicionamientos drásticos.” Gmail, el XBox, Nike Air, el Post-It-Note. “Haremos millones…!”
Sí, esas cosas ciertamente encajan con la definición de innovación. Pero hay algo que decir antes de que la bola de la innovación ruede centrándose en una serie de pequeñas ideas, que tengan un impacto medible en el tiempo.
El desastre de la Innovación en la América Corporativa
Una crítica común de las grandes compañías, las reguladas y las que tienen culturas “tradicionales” es que se mueven más lento que un caracol. La obediencia al Gobierno y la contabilidad de los impactos generalizados de una idea son pasos necesarios en el proceso de innovación. Necesario o no, estos pasos son lentos y frustrantes para los empleados y socios que tratan de impulsar nuevas ideas.
Los empleados interpretan las reuniones y las aprobaciones como un miedo a la innovación entre los ejecutivos. Cuando las cosas no se mueven suficientemente rápido, los miembros de los equipos se rinden y paran de ingeniar ideas todos juntos. Otros ven esto y siguen el ejemplo. Con un par de nuevas ideas que sean llevadas a la mesa, los ejecutivos interpretan mal la ausencia de ideas como una falta de interés por la innovación.
Que desastre. Y sin embargo, este desastre es lo que la mayoría de nosotros conocemos como la realidad del día a día en la América corporativa. Es un dolor hacer las cosas, así que la mayoría de nosotros ni siquiera lo intenta.
Innovación mínima viable
¿Cuál es la solución? Tu primer pensamiento podría ser “piensa grande” y desplegar grandes cambios cultuales que eliminen la burocracia y la molestia que involucra el fomento de la innovación.
Pero yo te animo a que hagas exactamente lo contrario. En vez de pensar grande… piensa pequeño.
La comunidad start-up y tecnológica nos muestra el concepto de “un producto mínimo viable,” o MVP. Un MVP es esencialmente la versión más simple posible de un producto que puedas construir antes de que se vuelva popular, colocandolo en las manos de las personas y empieza a escuchar las críticas.
Esto aplica también para la innovación
En términos de innovación, “Bagel Fridays” o “cambiar la tinta de nuestra impresora” puede nunca alcanzar la notoriedad de otras innovaciones para los empleados, como Gmail. Sin embargo, estas pequeñas ideas de impacto hacen que todo se empiece a mover. Los líderes que participan en iniciativas más pequeñas establecen un historial de apoyo a las nuevas ideas. A su vez, esto motiva a otros para empezar a contribuir. Además, los miembros del equipo se basan en el proceso de aprobación y la metodología utilizada para las ideas más pequeñas y que se aplican a las ideas más grandes en el camino.
Evolución. No Revolución
El objetivo fundamental de esta filosofía es romper el ciclo de la falta de comunicación y re-introducir la innovación como parte de la cultura organizacional Una revolución repentina suena atractiva. Quiero decir, terminemos con esto ya, ¿o no? ¿No es ese el punto de empezar a hacer las cosas rápido?
Pero una evolución gradual en pequeñas victorias construidas una sobre otra es una solución más sostenible (y efectiva). Las iniciativas pequeñas son perfectas para esto, porque ellos construyen un impulso y un marco para que las iniciativas más grandes tengan éxito.
Así que si estás empezando con la gestión de innovación en tu organización y te sientes estancado, deja de tratar de enfocarte en las grandes e increíbles innovaciones. Empieza a invertir tu tiempo en pequeñas y medibles mejoras para ganar impulso en tu programa. Las ideas y las mejoras más grandes fluirán naturalmente a partir de ahí.
Rich Kneece, CEO y Fundador de Vocoli.
Fuente: Wired
