Con la tormenta de nuevos dispositivos wearable esperada para esta primavera, incluyendo el iWatch de Apple, algunas personas comentan que los bancos deberían estar invirtiendo y experimentando más con estas nuevas tecnologías.
Los dispositivos wearable se prestan bien para las actualizaciones bancarias, tales como aletas de fraude, control de balance y simples transferencias de fondos. También se espera que trabajen bien con la banca activada por voz, en la cual los clientes pueden pedir verbalmente información a sus bancos o hacer una petición simple, como Siri, la asistente personal de Apple. Estos dispositivos están ganando popularidad —Generator Research proyecta que habrán 8.9 millones de smart watches en todo el mundo en el 2014 y que el número crecería a 214 millones en el 2018.
“Nuestra conclusión es que necesitas empezar a pensar acerca de esto ahora, y si eres un banco innovador necesitas decidir donde empezar a experimentar,” dice Mark Schwanhausser, Director del servicio financiero Omnicanal en Javelin Strategy & Research. “Todavía es un experimento de Wright Brothers en una montaña de arena.”
Charaka Kithulegoda, Director de Información de Tangerine Bank en Toronto, es uno de los primeros experimentadores. “Smart watches, pulseras fitness, smart glasees — tecnología wearable en todas partes, entonces ¿por qué no en la banca?” dijo él. “Vemos mucho potencial con esta tecnología, especialmente en el control de voz y las funciones de notificaciones.”
Tangerine, formalmente conocido como ING Direct Canada, es un banco directo con USD $38 billones de activos. Esta poniendo a prueba aplicaciones wearable y espera ponerlas en las ‘manos’ de los clientes —o, más bien, en sus muñecas— en los próximos meses.
“Encaja perfectamente con lo que creemos: dar a los consumidores la posibilidad de hacer banca donde quieran, cuando quieran y como quieran,” dice Kithulegoda.
Pocos pueden discutir que la tecnología wearable está destinada a una adopción masiva.
“Wearable es la próxima ola, o debería decir tsunami, en tecnología móvil y ya forman parte de la corriente principal,” dijo Kithulegoda vía email. “Los wearable se robaron el espectáculo en el Consumer Electronics Show este año y estamos cerca de ver un gran cambio en la tecnología. Yo personalmente no voy a ningún lado sin mi Fitbit. Con el eminente lanzamiento del iWatch de Apple, ya estamos viendo la capacidad de hacer necesarios los wearable —tecnología que es relevante, accesible, fácil de usar y contextual.”
Los consumidores serán introducidos a los wearable en un ritmo “alarmante” para el segundo semestre del 2015, según Chris Dancy, fundador de la consultora de tecnología ServiceSphere, señalando que los dispositivos anunciados por Apple y Google para el segundo semestre del 2014 incluirán aplicaciones de salud y del medio ambiente. Ambas compañías obviamente saben como lograr la adopción masiva de sus productos.
Schwanhausser ve potencial en los dispositivos wearable para alcanzar lo que hizo el iPhone cuando debutó en el 2007.
“Todo el mundo en un punto fue escéptico: ¿Por qué necesitaría uno de esos?” dijo Schwanhauser en los primeros días del iPhone. En un punto, habrán suficientes elementos wearables como para preguntarse, “¿Cómo vivo sin uno?” comentó el.
Parte de lo práctico del iPhone fue por el hecho de que se empacaban un montón de dispositivos en uno —teléfono, mensajería, cámara y un dispositivo de música. “¿Qué combinación de herramientas hará que sea necesario tener un wearable así como lo hizo el iPhone en el 2007?” se pregunta Schwanhausser.
De los wearable que hay hoy en día, los smart watches tienen la ventaja, dice Schwanhausser. “Hay cosas inmediatas que puedes estar haciendo relativamente poco costosas incluso como una institución financiera,” como enviar alertas a los consumidores y darles instrucciones a la aplicación por control de voz, sin manos.
US Bancorp y USAA ya comenzaron este camino con aplicaciones móviles que aceptan comandos de voz (ambas empresas utilizan la tecnología de reconocimiento de voz de Nuance.)
“Esa es una dirección en la que las instituciones financieras se deberían estar moviendo en general, independientemente del tipo de dispositivo wearable,” dijo Schwanhausser, “Cuando piensas en todas las cosas que hacer para que el consumidor tenga una buena experiencia —reducir el número de clicks, tratar de explicar las cosas más rápido, más simple y más intuitivo— ser capaz de hablar como lo harías con un cajero en el Holy Grail.”
Schwanhausser señala que el ya habla con su iPhone regularmente, preguntándole, por ejemplo, quien ganó el último juego de los Padres. “Nueve de diez veces, los Padres perdieron, pero aún así hablo con mi iPhone,” comenta. “No es exactamente el tipo de relación con mi dispositivo que se tiene en el película ‘Her’, pero me acomoda preguntarle a mi iPhone información directa de esta manera.”
Su colega, Ian Benton, un especialista en investigación en Javelin, sugiere el desarrollo de la tecnología bancaria por comando de voz en general y luego pensar en la adaptación de un dispositivo que todavía no sale.
“¿Cada vez más gente va a tener que escoger si quieren ser una persona Google o Samsung o Apple?” pregunta Benton. Las capacidades con el tiempo importarán más que el dispositivo, dice el.
Schwanhausser ve promesas en la capacidad del Google Glass para presentar información en tiempo real que mejora lo que el usuario está mirando. “Es parte del futuro que tenemos que apreciar e indagar y preguntarnos donde entran los servicios financieros,” comenta.
La seguridad es un obstáculo para los wearables de todo tipo, especialmente cuando envían y reciben información sobre una red wireless.
“La interconexión (Internet of Things) introducirá un exceso de nuevos tipos de dispositivos conectados, lo que abre las puertas para los hackers,” dice Kithulegoda. “Entonces sí, sentimos que es absolutamente necesario crear medidas standards de seguridad para el Internet of Things y esto tomará un poco de tiempo. Mientras que estos standards evolucionan, necesitamos encontrar formas que minimicen el riego.”
Pero Schwanhausser señala que la seguridad siempre es un punto de preocupación en cualquier tecnología de servicio financiero. “Si decimos que no vamos a seguir adelante hasta que todo este seguro, no vamos a seguir adelante, punto,” dice.
Las instituciones financieras podrían ofrecer aplicaciones para dispositivos wearable y ayudar a los consumidores a mejorar su salud financiera, Dancy agrega. “Por ejemplo, una persona que está tratando de mantenerse en un presupuesto o ahorrar por una meta podría usar la retroalimentación háptica —una vibración generada por un computador o movimiento— “en una pulsera cuando se esté saliendo de su meta.” Así que el reloj del cliente de un banco puede enviar pulsaciones cuando este cerca de sobrepasar su cuenta.
Los dispositivos wearable podrían darle a los consumidores acceso en tiempo real a sus “dashboard de vida,” herramientas que rastreen la salud financiera, física y más, dijo Dancy.
Las instituciones financieras también podrían combinar las capacidades de los wearable y los dispositivos wireless, tales como faros para determinar cómo los factores ambientales influyen en el comportamiento del cliente, dijo.
“Yendo más allá de la proximidad y viendo la temperatura, humedad, calidad del aire, intensidad de la luz y los niveles de sonido podrían ser usados para entender el comportamiento de los clientes en las sucursales,” comentó.
Los bancos podrían atar aun más los datos del ambiente interno con fuentes de datos externos, como el tráfico, clima y las leyes de zonificación para aclarar más el comportamiento del consumidor que permitirá cambios sutiles en cómo se prestan los servicios.
“Ultimamente la unificación de la computación wearable y el Internet of Things permitida a los bancos crear experiencias de transacciones personalizadas en los bancos, casas y retailers,” dijo Dancy.
Fuente: American Banker