Según datos dados a conocer por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en sólo 5 años el número de patentes de innovaciones chilenas aumentó en un 163%.
En los últimos años, el tema de innovación ha comenzado a ocupar progresivamente la agenda pública y los esfuerzos por apoyar estos proyectos, de forma oficial y extraoficial, han rendido sus frutos. Según datos dados a conocer por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en sólo 5 años el número de patentes de innovaciones chilenas aumentó en un 163%.
Mientras que en el año 2009 las patentes presentadas por chilenos a nivel internacional fueron apenas 54, el año pasado los inventos nacionales que se perfilaban como únicos en el mundo llegaron a 142. Estas cifras ubican a nuestro país en el tercer lugar del podio latinoamericano de la innovación, detrás de Brasil (657 patentes) y México (233).
Sin embargo, desde el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi) cuestionan estos datos y aseguran que el panorama podría ser mucho mejor. Si se realiza la comparación respecto de la cantidad de habitantes que tiene cada país de la región, explican, Chile podría quedarse con el primer lugar del podio, ya que por cada 117.605 habitantes se presenta una solicitud de patente.
Los requisitos para que una patente obtenga el aval internacional son: que no exista en ninguna otra parte del mundo, que no sea algo obvio y tenga potencial de ser aplicado en la industria.
En este sentido, los expertos del Inapi señalan que si bien no existe una variable objetiva que permita determinar el nivel de éxito de una patente, se estima que hay cerca de 30 invenciones chilenas que se han publicado de más de 10 países con gran repercusión.
Álvaro Ossa, director de Innovación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, reconoció a los medios que, a pesar de los avances, la cifra de innovaciones chilenas reconocidas a nivel internacional es aún insuficiente. Esto se da principalmente porque el proceso presenta algunas trabas: insume mucho tiempo e implica un alto costo económico (inscribir una innovación cuesta US$10.000 por país).
Fuente: Universia.