Si bien se han hecho grandes avances en materia de competitividad (no por nada, 2013 fue nombrado oficialmente el Año de la Innovación a nivel nacional), debemos tomar la fuerza necesaria para despegar como un país donde la innovación es el principal motor del desarrollo. La innovación y el emprendimiento son los pilares que sostienen el crecimiento y desarrollo de un país: ambos son conceptos que, eventualmente, tienden a encasillarse en un ámbito científico, tecnológico o la acción de crear una empresa propia.
Sin embargo, cada vez está más arraigado que ambos deben estar impregnados en la cultura de la empresa, independiente del sector al que ésta pertenezca. Ello, debido a que las empresas que no innovan (en productos, procesos, sistemas, equipos humanos) no pueden sobrevivir ni ser competitivas en el mundo.
A nivel país, debemos entender que es en el emprendimiento y la innovación donde se desarrollan los grandes talentos y donde se genera el círculo virtuoso que se convierte en motor del desarrollo de las economías a nivel mundial.
Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que estos conceptos trascienden el ámbito laboral y que es en el ámbito personal donde encuentran su raíz. Es necesario partir desde la educación escolar. Es a temprana edad donde las habilidades como la creatividad, la tenacidad, el liderazgo y adaptabilidad -entre muchas otras cada vez más necesarias actualmente- se enraízan en la conducta y se adoptan como parte de la propia personalidad.
La clave está en potenciar políticas públicas que estimulen la innovación desde la educación escolar y crear nuevas herramientas que faciliten el emprendimiento a todo nivel.
Estas acciones -evidentemente- no se pueden llevar a cabo si no tienen como principal foco promover y desarrollar el capital humano. Pero tampoco se deben descuidar la educación media y universitaria, en donde se debe reforzar la entrega de herramientas concretas para emprender y para ser capaces de llevar adelante proyectos en los cuales se deben armar y convencer equipos.
Es importante enseñar que emprender no implica sólo crear un negocio propio, sino que es un proceso que debe comenzar en el ámbito personal para que pueda trascender a otras áreas como la laboral, independiente si se trabaja solo o como parte de una organización.
Al final del día, lo esencial es entender como país que es en la innovación, la creatividad y el emprendimiento donde se generan talentos. Y, al mismo tiempo, entender que es la generación de talentos lo que permite que una sociedad alcance un nivel de desarrollo sostenido en el tiempo.
Fuente: Diario Financiero
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